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Jura de Bandera

Como un quinto de antaño. Acabo de jurar bandera y manifestar mi respeto por la Constitución y por la figura del Rey. No me molesta el protocolo, al fin y al cabo soy monárquica, aunque sólo sea porque de pequeña escuché a Dalí decir que lo era. De hecho la fórmula que hay que leer te permite prometer o jurar, como a los ministros que llegan al cargo. Y yo prefiero jurar, que hay una diferencia y ya puestos le imprime gravedad al asunto.

Asunto que no es otro que recibir, tras treinta y ocho años de residencia, la nacionalidad española. Desde que se restablecieron algunos puntos en las relaciones diplomáticas entre México y España es posible tener doble nacionalidad. Así que ahora tengo dos pasaportes. Ya no tendrás que esperar por mí cuando llegamos a Londres y me mandan a la cola de “other passports” con los extracomunitarios. Y ya no tendré que preparar un millón de papeles cada vez que me caduca el permiso de residencia.
Por lo demás, hoy no soy más española ni menos mexicana que el mes pasado. Pero la vida me ha enseñado que los vericuetos burocráticos son cada vez menos transitables. Mejor tener las cuestiones legales al día. Parece que todo se pone de acuerdo para que esta temporada sea la de firmar papeles.

Te dejo una foto con Su Señoría en la sala del registro civil de Pradillo. Un hombre encantador. La foto no tiene mucha calidad, pero me temo que el momentazo la eleva a la categoría de archivo histórico. Hay que ver, los nervios hicieron que olvidara mi cámara y un alma cándida inmortalizó la escena con el móvil. Antes de que me digas nada, ya te lo digo yo : ¿en qué estaba pensando cuando me vestí esa mañana? Camiseta de Bowie, zapatos de Vuitton/Sprouse… no pega ni con cola. Insisto, fueron los nervios y las poquísimas horas de sueño que he disfrutado últimamente.

El docu-reality que estamos grabando para MTV y los otros compromisos laborales apenas nos dejan tiempo para nada más. Por no hablar del desbarajuste doméstico causado por la ausencia de nuestra asistenta. Encima la casa se llena de polvo cada día por culpa de la obra de rehabilitación de nuestro piso de arriba. En cuanto acabe estas líneas vaciaré el lavavajillas y pondré una lavadora de ropa negra. A ti te toca pasar la aspiradora y limpiar los suelos de baño y cocina. Llevar una casa es muy desagradecido, justo cuando acabas de hacer todas las labores del hogar, toca volver a empezar. Así que, hala, te dejo, que no hay tiempo que perder…
 

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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