Hola
No sé cómo empezar después de este silencio tan largo. Al fin y al cabo este espacio fue concebido como un post-it para dejarnos recados y contarnos las cosas que la rutina diaria impide comunicar. Y las últimas semanas hemos estado pegados el uno al otro, contándonos todo lo que se nos pasa por la cabeza, sacando el dolor y el vacío que nos ha dejado la muerte de Susie. No hemos tenido ganas de actualizar estas líneas, pero alguien tiene que empezar, y decido ser yo.
Gracias por la paciencia y la discreción a todos en Libertad Digital. Ya estamos de vuelta.
¿Qué te voy a contar que no sepas? Sabes que fui extremadamente feliz grabando el disco en Londres, que compartir el día a día contigo y con Nacho es suficiente para hacerme sentir bien, aunque a veces me saque de quicio vuestra alianza permanente para no tomarse nada en serio (que pena que los de Muchachada Nui no conozcan de verdad como es nuestra relación a tres, le hubieran sacado mucho más partido a la imitación que nos hicieron). Y también sabes lo tristes que fueron los últimos días y nuestro regreso a Madrid.
Como muy bien dices, las personas sólo mueren de verdad cuando se deja de hablar de ellas, cuando dejamos de recordarlas. Susie siempre estará presente en nuestras vidas, no sólo porque nuestra manera de hablar y de decir las cosas esté llena de esos giros surrealistas con los que nos hacía reir, que nos reímos mucho con ella. Y también lloramos mucho con ella, porque ha estado a nuestro lado en los mejores y en los peores momentos. Eso es ser familia, la familia que tú eliges, porque sí, porque las almas gemelas no tienen por qué llevar la misma sangre. Susie es nuestra niña, una hermana pequeña, revoltosa, a la que a veces echábamos la bronca de hermanos mayores, pero a la que siempre se le perdonaba todo (tú más, que como padre serías más blando que yo, implacable hasta el aburrimiento). Ha sido muy bonito ver cómo todos la queremos. Pero qué vacío tan grande ha dejado.
Cada uno de nosotros puede reconstruir las experiencias que vivimos juntos, podremos recordar cada una de sus palabras, el orden exacto de los deseos que expresó y de las penas que contó. De lo que calló por discreción nunca podremos estar seguros. Y nunca sabremos de verdad cómo se colocaban esos pensamientos en su cerebro, ni la jerarquía de sus filias y fobias. ¿Está por delante Siouxsie o Lola Flores?¿Te cansa más trabajar ocho horas o quedarte sin dormir? ¿Qué piensas al despertarte? ¿Por qué has elegido esta ropa, estos amigos? ¿Qué te conmovía cuando leías Las Nieves de Avalon? ¿Te gustas más rubia o morena (aquí dejo dos fotos de Miguel Neira para comparar)? Cada vez que una persona desaparece, se pierde también la estructura personal e intrasferible de sus pensamientos, la forma particular de cuestionarse, reafirmarse o atribularse. Todo lo que Susie ideó o sintió, la forma en que esas sensaciones crearon otras, placenteras, desagradables... todas las cosas increíbles que sólo ella vió, se desvanecen ahora como nuestras lágrimas bajo la lluvia.
Gracias por la paciencia y la discreción a todos en Libertad Digital. Ya estamos de vuelta.
¿Qué te voy a contar que no sepas? Sabes que fui extremadamente feliz grabando el disco en Londres, que compartir el día a día contigo y con Nacho es suficiente para hacerme sentir bien, aunque a veces me saque de quicio vuestra alianza permanente para no tomarse nada en serio (que pena que los de Muchachada Nui no conozcan de verdad como es nuestra relación a tres, le hubieran sacado mucho más partido a la imitación que nos hicieron). Y también sabes lo tristes que fueron los últimos días y nuestro regreso a Madrid.
Como muy bien dices, las personas sólo mueren de verdad cuando se deja de hablar de ellas, cuando dejamos de recordarlas. Susie siempre estará presente en nuestras vidas, no sólo porque nuestra manera de hablar y de decir las cosas esté llena de esos giros surrealistas con los que nos hacía reir, que nos reímos mucho con ella. Y también lloramos mucho con ella, porque ha estado a nuestro lado en los mejores y en los peores momentos. Eso es ser familia, la familia que tú eliges, porque sí, porque las almas gemelas no tienen por qué llevar la misma sangre. Susie es nuestra niña, una hermana pequeña, revoltosa, a la que a veces echábamos la bronca de hermanos mayores, pero a la que siempre se le perdonaba todo (tú más, que como padre serías más blando que yo, implacable hasta el aburrimiento). Ha sido muy bonito ver cómo todos la queremos. Pero qué vacío tan grande ha dejado.
Cada uno de nosotros puede reconstruir las experiencias que vivimos juntos, podremos recordar cada una de sus palabras, el orden exacto de los deseos que expresó y de las penas que contó. De lo que calló por discreción nunca podremos estar seguros. Y nunca sabremos de verdad cómo se colocaban esos pensamientos en su cerebro, ni la jerarquía de sus filias y fobias. ¿Está por delante Siouxsie o Lola Flores?¿Te cansa más trabajar ocho horas o quedarte sin dormir? ¿Qué piensas al despertarte? ¿Por qué has elegido esta ropa, estos amigos? ¿Qué te conmovía cuando leías Las Nieves de Avalon? ¿Te gustas más rubia o morena (aquí dejo dos fotos de Miguel Neira para comparar)? Cada vez que una persona desaparece, se pierde también la estructura personal e intrasferible de sus pensamientos, la forma particular de cuestionarse, reafirmarse o atribularse. Todo lo que Susie ideó o sintió, la forma en que esas sensaciones crearon otras, placenteras, desagradables... todas las cosas increíbles que sólo ella vió, se desvanecen ahora como nuestras lágrimas bajo la lluvia.