En España se celebra el Día de la Madre desde 1965, pero inicialmente se celebraba el 8 de diciembre coincidiendo con la fiesta de la Inmaculada Concepción. Pero no adelantemos acontecimientos porque el Día de la Madre viene de mucho tiempo antes.
El Día de la Madre ya se festejaba en la Antigua Grecia como un tributo a Rhea, la madre de Zeus, Poseidón y Hades, junto a otros dioses. Después los romanos adaptaron esta celebración y la fijaron en el 15 de marzo bautizándola como la Hilaria y sirviendo como inicio de tres jornadas de ofrecimientos en el templo de Cibeles. Tras ellos, los cristianos volvieron a darle un giro a la celebración y la convirtieron en una fiesta en honor a la Madre de Dios.
Además del significado de la celebración la fecha también ha ido sufriendo modificaciones conforme han ido pasando los siglos. De hecho, en el siglo XVII comenzó a celebrarse el cuarto domingo de Pascua haciendo ofrendas a la Iglesia Madre.
Sin embargo, para llegar a lo que celebramos hoy como el Día de la Madre hay que remontarse hasta Boston en 1870 cuando una activista llamada Julia Ward Howe decidió organizar una manifestación pacífica y una celebración religiosa donde invitó a las madres víctimas de la guerra de Secesión americana. El éxito de la manifestación hizo que Anna Reeves Jarvis en 1908 intentara hacer oficial el día con una campaña a nivel nacional. ¿Por qué el segundo domingo de mayo? Porque era el aniversario del fallecimiento de su madre. Anna Reeves escribió a personalidades influyentes para que hicieran caso a su petición.
El Día de la Madre empezó a celebrarse en España el primer domingo de mayo, así como en Hungría, Lituania, Portugal o Sudáfrica, para separar las conmemoraciones y poner énfasis en el valor Mariano del mes de mayo, que es cuando cambian las flores y todo se renueva.