Pablo Motos hunde definitivamente a Iglesias en el ridículo
Pablo Iglesias desplomó anoche la audiencia de El Hormiguero y dejó el índice por debajo de la mitad de lo que acredita habitualmente.
El líder de la cosa podemita ya solo habla para el sector más alucinado de la secta, esa parte de sus votantes que cree sinceramente que Amancio Ortega les roba por las noches y que, cuando Iglesias llegue al poder, el ministro Echenique les va a poner una paga de 1.000 euros para que sigan viviendo sin trabajar, pero con más dinero en el bolsillo.
Solo así se entiende que los argumentos de Iglesias en el programa más visto de la televisión sigan rebozándose en una zafiedad intelectual tan grosera que solo él, un comunista millonario, puede esgrimir alegremente durante casi una hora sin que los capilares del rostro le revienten por la presión.
Amancio Ortega es la figura ominosa con la que los funcionarios, antitaurinos, senderistas y veganos que votan a Pablo e Irene desfogan toda su envidia y mala baba. El fundador de Inditex no se ha enterado de que lo odian porque no dedica ni un segundo de su pensamiento a estos pobres botarates, por eso ver al líder de la cuarta fuerza política de un país civilizado desgañitarse por que Ortega dona aparatos para el tratamiento del cáncer tiene un componente añadido que entra en el terreno de los ridículos más espantosos. Iglesias no moteja a Amancio Ortega con sus invectivas; su rencor eleva aún más el mérito de este empresario egregio ante los españoles de bien, lo que pasa es que el ayatolá ultraizquierdista aún no se ha enterado.
Los que si parecen darse cuenta de la impostura del marqués chavista son los espectadores, que cada vez soportan menos al líder podemita cuando aparece en televisión. Las audiencias de El Hormiguero durante las entrevistas a los cuatro líderes políticos nacionales (Sánchez no ha querido ir al programa porque en el estudio no hay sitio para aterrizar) son suficientemente elocuentes. A saber:
· Íñigo Errejon: 2 millones
· Pablo Casado: 2 millones
· Albert Rivera: 2,5 millones
· Santiago Abascal: 4 millones
· Pablo Iglesias: 1,5 millones
Así es, Pablo Iglesias desplomó anoche la audiencia de El Hormiguero y dejó el índice por debajo de la mitad de lo que acredita habitualmente, una buena noticia que abona la esperanza de que España vuelva a ser un país normal. La regeneración intelectual de una sociedad comienza cuando a un líder comunista lo ven muchas menos personas en la tele que a un cantante desconocido de regaetón. Iglesias anoche lo demostró. Bien por él.
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