España sólo ha ganado dos veces el Festival de Eurovisión. La primera en 1968, con el ya archisobado "La, la, la" de Massiel; y la segunda un año más tarde, gracias a "Vivo cantando" y su intérprete, Salomé. Cierto es que, a la hora del cómputo de votos se registró un empate entre cuatro países: Reino Unido (Lulú), Países Bajos (Lenny Kuhr), Francia (Frida Boccara), y España. Pero un triunfo a fin de cuentas. El último hasta la fecha. Y ya han transcurrido, exactamente, cincuenta años. La próxima edición eurofestivalera tendrá lugar el próximo 18 de mayo en Tel Aviv.
El 29 de marzo de 1969 el escenario del éxito de Salomé fue el Teatro Real. Lució un modelito que generó críticas contradictorias: un mono azul turquesa trufado de pedrerías, creación del gran modista Pertegaz. Pesaba catorce kilos y era francamente incómodo, incluso para una mujer de la talla de Salomé. Ella se quedó en propiedad aquel vestido, aunque ya no podría lucirlo porque el paso del tiempo lo ha convertido en sólo una pieza de museo, ya medio destrozado. El complemento era unos collares que algunos, de pura chanza, dieron en fomentar el bulo de que se los había prestado la mismísima esposa del Generalísimo, a la que el vulgo apodó "Carmen Collares". Bolas que ni siquiera eran perlas, que Salomé asimismo conserva, pero por mero recuerdo, pues su valor es escaso. Después de ganar Eurovisión con aquella pieza que repetía sin cesar lo de que vivía cantando, le ocurrieron dos cosas: una, que su "caché" aumentó considerablemente y fue contratada en muchas galas que antes del certamen ni podía siquiera soñar. Y otra, la más importante desde el punto de vita personal, fue que se casó siete meses después, el 25 de octubre de aquel feliz 1969. Su marido se convertiría en su representante artístico: Sebastián García Vernetta, hermano de quien había sido novio de Rocío Jurado, Enrique. Antes de esa boda, Sebastián atendía un próspero negocio familiar, varias perfumerías en el centro de Valencia, su ciudad natal. Y después, ya se dedicó al negocio del mundo del espectáculo, en el que conoció a Salomé.
La verdadera identidad de la cantante es María Rosa Marco Poquet, nacida en Barcelona en 1940 en el seno de una modesta familia. Su padre era metalúrgico y tejedora su madre. De niña demostró gran sensibilidad hacia la música, quizás empujada por su progenitor, al que le gustaban mucho las zarzuelas y óperas. Precisamente de una de éstas, "Salomé", elegiría su sobrenombre artístico. Ingresó en la Facultad de Medicina, carrera que concluyó, aunque no la ejercería. Antes de aprobar el quinto año, llevada por su afición, debutó como bailarina en el famoso conjunto del Marqués de Cuevas, con el que recorrió Europa y Oriente Medio. En cuanto a la veta canora de Salomé la inició como aficionada en un programa de Radio Barcelona que animaba el recordado Joaquín Soler Serrano, Eso sucedía a comienzos de la década de los 60. Y lo que sólo era casi como una diversión se convertiría en adelante en el futuro profesional de la catalana, que en sus inicios la contrataban de telonera de Los Cinco Latinos, José Guardiola, el Dúo Dinámico y otros ídolos de la época.
Fechados en 1962 fueron los primeros discos de Salomé. Un año más tarde logró su primer gran éxito en el V Festival del Mediterráneo, celebrado en la Ciudad Condal, con la melodía "S a a anar" (Se marchó), lo que constituyó una novedad pues, hasta entonces, en público y retransmitido el certamen por Radio-Televisión Española, nunca se habían difundido canciones en la lengua de mosén Jacinto Verdaguer. La carrera musical de Salomé fue a partir de entonces imparable, reuniendo en su repertorio melodías de corte romántico, versiones de éxitos del momento, estrenos propios y una selección de boleros. Como curiosidad, mediados esos años 60 llevó como pianista a quien, con el tiempo, iba a ser uno de los grandes de ese género, el mexicano Armando Manzanero.
Salomé fue madre de un hijo, llamado como el padre, Sebastián, al que siempre procuró tenerlo ajeno al mundillo del espectáculo, sin acceder por lo común a que lo fotografiaran en las revistas. Temperamental siempre, Salomé ha sido una gran profesional, una cantante de excelente voz, potente, con una amplia discografía, que gozó, a mitad de los años 60 y en la década de los 70 de su mayor notoriedad. La mantuvo en los años posteriores. Y así continuó, aunque ya su carrera fue más tranquila, dedicándose más a la televisión valenciana donde, amén de continuar deleitando a la audiencia con sus canciones, ejerció brillantemente como presentadora de diversos espacios: Amor a primera vista, Cincuenta y tantos, Tal y como éramos, En compañía de Salomé, y otros. Hace un decenio decidió retirarse. Ni siquiera canta en la ducha, suele decir. El Festival de Eurovisión no tiene mucho interés ya para ella, cuenta que lo ha visto de vez en cundo, que en Televisión Española se gastan demasiado dinero para lo poco que luego se ha venido recogiendo....Que no se acude con una buena canción, que se abusa del "play-back", que todo es chim-pún, chim-pún... En fin: que son otros tiempos. Y nadie podrá quitarle a ella lo que significó aquella maravillosa noche del 29 de marzo de 1969 cuando ganó con "Vivo cantando". Medio siglo a cuestas. Casi nada...