Frank Cuesta está de vuelta en el canal DMAX para mostrar la dura realidad de una especie en peligro de extinción, el gorila de tierras bajas, que trata de sobrevivir en el país más inseguro del planeta, la República Centroafricana. Un país que ocupa el primer puesto en la lista de los más pobres del mundo según Naciones Unidas y que, paradójicamente, es una de las zonas más ricas en recursos naturales. Allí, un lugar en el que la codicia del hombre y la guerra ha arrasado todo, viven los últimos ejemplares de gorilas, el animal más parecido al hombre.
Una nueva e impactante temporada de la veterana serie que regresa este domingo con cuatro entregas de una hora de duración y un capítulo especial rodado en un orfanato de gorilas, en el que tratan de recuperar a las crías que han sobrevivido a la matanza de sus familias. "Esta vez hemos visto a los gorilas como nunca se ha visto en televisión. Siempre se han visto protegidos por guardas. Pero en estos episodios vamos a ver realmente lo que son los gorilas, cómo viven, cómo duermen, cómo se alimentan… y nosotros estamos ahí con ellos", ha comentado el presentador a Chic. "No está permitido grabar así a los gorilas. Va a ser difícil que alguien vuelva a grabar algo así. Ahora me doy cuenta de que podríamos no haber arriesgado así nuestra vida y haberlo grabado en algún refugio de gorilas con guardias. Cuando se enteren de que los hemos grabado…".
Frank entra en casa de los gorilas para descubrir a los espectadores cosas inéditas hasta ahora: "Hay algo muy curioso en estos gorilas y es que tienen aerofagia.Cuando los perdíamos, no quedábamos en silencio y seguíamos el eco de los pedos en la selva. Es algo que puede sonar a broma pero, ¿quién sabía que los gorilas de tierras bajas tienen un problema de aerofagia constante? Nadie. En realidad es la manera en la que los buscan los furtivos", nos cuenta entre risas.
Naciones Unidas y países como España mantienen a sus tropas en el país para intentar su reconstrucción y lograr arrebatar el control del territorio a los grupos rebeldes desde 2014. "Está muy bien cuando vas a ver animales y ves cómo la gente lucha por ellos. El problema es cuando ves que hay gente que vive peor que los animales. En República Centroafricana la gente vive en peores condiciones que los animales. Mientras los gorilas sean negocio, van a estar protegidos. En cambio, la gente no vale nada".
Además, cuenta los momentos más duros que recuerda de su viaje al país africano: "Está muy bien ver el programa por los gorilas, pero a mí me han marcado dos cosas muy fuertes: la primera, fuimos a un pueblo y prometí a unos niños que les llevaría unas camisetas más tarde. Tres días después cuando volvimos, dos de esos niños habían muerto por fiebre. Un segundo momento fue cuando conocimos a la gente del ejército que trabaja allí y te cuentan que todos han pedido ir para ayudar a su país".
También se acuerda durante la charla de los animalistas y lanza un mensaje muy claro para ellos: "Marca mucho ver la intensidad, dinero, cariño, esfuerzo que se pone en los animales mientras la gente se está muriendo de hambre. Queremos humanizar a los animales y somos nosotros los que tendríamos que animalizarnos". Y continúa: "El ecosistema de los gorilas se rompe, pero mientras sigan dando dinero, se seguirán protegiendo. El día que haya demasiados y los turistas puedan ir a verlos a todos sitios, perderán valor. El día que en ese bosque dé más dinero un parque de atracciones, adiós gorilas. Pero no hay tantos, no es tan fácil verlos, por lo que el turismo da mucho dinero. El problema vendrá el día que alguien diga ‘oye, donde viven estos bichos hay tres minas de diamantes que podemos explotar', entonces desaparecerán. Todo es dinero. Siempre me repito, pero el romanticismo de decir 'soy animalista y lucho por los derechos de los animales' existe gracias a empresas con muchísimo dinero. Es así de claro y es así de duro".