La tercera gala de Supervivientes 2018 llegó en Jueves Santo pero no tuvo un aire particularmente justo. Sobre todo para Chabelita, a quien Jorge Javier Vázquez advirtió desde el comienzo que se preparase para ver cosas "muy desagradables". Lo mismo vale para Alberto… perdón, Alejandro. Alejandro Albalá, su ex (el ex), a quien el presentador insistió con deliciosa maldad en confundir con el amante isleño de la hija de la Pantoja, ahora asilvestrado en Honduras.
Una noche sin expulsiones "reales", se dijo desde el principio, pero con una ración extra de polémicas sentimentales y pruebas físicas, servidas por Sergio Carvajal y Logan arrastrando ambos una boa de cien kilos y haciendo equilibrios en una estructura sobre la arena. Ganó el lado salvaje del primero, un tanto más para el team Lapiedra/Suescun/etc frente al equipo Civilizado representado por el otro, aka el hombre más guapo de España y Los Cayos. Y de ahí a la Palapa.
Lara Álvarez, para quien siempre brilla el sol, dio paso al primer enfrentamiento de la noche. "¿Por qué no me hablas, Alberto?", preguntó Sofía Suescun con la misma delicadeza que una hormigonera industrial. "A mi novia le has faltado al respeto, y a mí sin conocerme" dijo el otro, actual novio –recordemos– de la ex del novio de Sofía. A Isla le molestó especialmente el mote que la compañera de equipo colgó a su pareja, "Chabela", y ahí se desató el infierno. "Perro adiestrado de Chabelita"; "no te tocaba ni con una navaja"; "en la cama con la luz apagada", fueron otras de sus perlas (la mayoría a sus espaldas, pero con cámaras delante).
Puede que España quiera saber por qué Alberto Isla no habla a Sofía Suescun, que, por cierto, se salvó junto a Raquel Mosquera gracias al voto del público (la "asilvestrada" sería más tarde Mayte Zaldívar). Pero la ex gran hermana activó el ventilador de mierda y tuvo para todos: a la banquera Isabel Castell, "chupaculos" y "falsa de mierda"; a Adrián Rodríguez y Sergio Carvajal los enemigos de la sinceridad en ese hemisferio del mundo. Se libró Lapiedra: "Menos mal que tengo a María, la única transparente y con buen corazón". Detrás de ella, la exactriz porno ponía cara de santa.
Tras el festival de gritos, en plató, Isa Pantoja, o Chabela, saldó el asunto con su tradicional sangre fría: "Yo creo que después se llevarán bien". Claro que aún le quedaba por ver la conversación que su enemiga mantuvo con Lapiedra, en la que la dejaron a la altura del betún sin que la importase demasiado. El otro afectado colateral, Alejandro (que a lo tonto se ha acostado con todos los implicados menos Alberto Isla), muy digno, también se dio por aludido en la ración de faltas de respeto. Y aún hubo lugar para arremeter contra el maestro Joao, el que lee el futuro en el culo de sus compañeros, y que también tuvo lo suyo con la tronista fuera de control.
Y esa es la historia de cómo todos los hombres, al final, bailaron al son de Sofía y, de postre, también Chabelita.