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Los rebotados con Chicote sueltan la bomba: denuncian ilegalidades y subcontratas

14 afectados por Pesadilla en la cocina tratan de desarmar la supuesta mentira del programa televisivo en un comunicado. 

La revuelta contra Pesadilla en la cocina sigue en marcha. Los propietarios de 14 restaurantes que denunciaron el engaño al que habían sido sometidos por el programa de Alberto Chicote han emitido, a través de su despacho de abogados, un comunicado en el que se desgranan los motivos de su denuncia contra el reality de La Sexta –que en su momento ya fue duramente contestado por la productora y la cadena–.

"En el 90% de los casos los locales no llaman al programa, sino que es el programa el que localiza anuncios de traspaso de restaurantes y llaman insistentemente para que participen. En los primeros contactos, la productora da a los propietarios las directrices de en qué consistirá su paso por el programa", explica el comunicado de los afectados, ya constituidos en asociación.

Los afectados por el supuesto engaño de Pesadilla en la cocina manifiestan que "es entonces cuando les comentan que tendrán que dramatizar la situación de su local con el fin de que surja el caos y la polémica para que el programa 'tenga tirón'. Les indican que tendrán que discutir en el programa, después hablan con los empleados, indicándoles también que tendrán que crear situaciones de conflicto".

En suma, la asociación acusa a Chicote y los responsables del reality de no poner solución a los problemas, tal y como prometían en los pasos previos. "Hasta que empiezan las grabaciones todo parece ir sobre ruedas, todo son amabilidad y buenas palabras... A la hora de la verdad, empieza la pesadilla".

Y ésta cobra forma con –en ocasiones– hasta 18 horas de grabación seguidas y repeticiones de tomas hasta que se encuentra la toma perfecta. "Las llaves del local se entregan antes de comenzar a grabar y los propietarios no pueden entrar sin la productora hasta que acabe la grabación del programa". Además, se obliga a los participantes a discutir, so pena de "pagar una indemnización millonaria", y no limpiar el local para que éste ofrezca un aspecto "lamentable de cara a las cámaras".

El duro comunicado prosigue asegurando que "el programa es un reality cuya única finalidad es captar audiencia. Las reformas son decoraciones acondicionadas como un plató de televisión que no cumplen con las normativas de licencia de actividad (ejecutadas por subcontratas que no están permitidas por la ley)".

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