La retransmisión de las Campanadas no es precisamente un campo abonado a la experimentación televisiva. Y en ausencia de Ramón García y su capa, Cristina Pedroche volvió a hacer lo que los últimos dos años: disfrutar de vía libre total para ser la ama absoluta de un breve espectáculo que va camino de convertirse en un show exclusivo de la vallecana.
De modo que con cara de "miradme, lo he vuelto a hacer", la Pedroche, efectivamente, lo hizo. Bien es cierto que se lo trabajó más que nadie: poco podía hacer contra la vallecana la convencional pero incombustible Igartiburu, otra vez constreñida en un Lorenzo Caprile, cuando su competidora llevaba semanas anticipando su última ocurrencia arriesgada y, en definitiva, calentando el ambiente para reunir a cuantos más espectadores, mejor.
Y lo hizo bien, no crean. Con la experiencia de las otras dos ocasiones, Pedroche comenzó la retransmisión bajo una batamanta con un lazo rosa que ocultaría unos minutos el dichoso vestido. La excusa era el frío, lo que sin duda disparó la imaginación de los espectadores: ¿tan poca tela habría bajo la bata?. "Idea para el año que viene: uno de Gusiluz", decía ella mientras tanto, consciente de la expectación. "Tú enseñas el vestido, yo mis transparencias", le seguía el hilo Chicote.
La publicidad alargaría un poco más la espera para nosotros y los treinta países del canal internacional. "Llevo trabajando desde agosto en este vestido, espero que os guste, y si no os gusta, también", dijo ella, delatando lo mucho de proyecto personal que era esta vez tenía el conjunto realizado por Pronovias. Piernas al descubierto, estrellas por todas partes y un importante escote para un vestido sospechosamente parecido a un bañador y que dejó ver bastante, pero probablemente, no suficiente para muchos. A cambio, Chicote también llevó transparencias con estrellas… en los calcetines.
Naturalmente, Cristina Pedroche fue trending topic inmediato, y como ella misma previó, muchos criticaron el vestido y otros aplaudieron la capacidad de la presentadora para hacer lo que le de la gana... por muy hortera que pudiera resultar. Las reacciones, en todo caso, no se hicieron esperar desde los primeros segundos de retransmisión (y se prolongarán, seguramente, hasta bien entrado el día siguiente).
Y aunque las de Antena 3 fueron las más comentadas, pero las Campanadas de Mediaset para Telecinco y Cuatro fueron, sin embargo, más "madrugadoras". Antes de las doce menos veinte Carlos Sobera y Lara Álvarez, de ajustadísimo rojo pero sin enseñar un palmo, ya estaban en directo acompañados de Matías y Lidia, también de First Dates. No hubo vestido de la polémica, pero sí para un "mannequin challenge"y hacer publicidad del espacio de citas que tan bien le ha funcionado a la cadena este año.Y es que si no vas a competir en transparencias -que las había: fíjense en los hombros-, mejor no juegues al mismo juego, pensó la asturiana Lara Álvarez, y qué razón llevaba.