El Festival de San Sebastián ha recibido esta semana la visita de Fan Bingbing, una actriz aún no demasiado conocida en España pero que no sólo es la cuarta mejor pagada del mundo sino que también es una estrella en su país de una magnitud difícilmente concebible.
Bingbing lleva varios años encabezando la lista Forbes de las personas más influyentes de China y, más allá del terreno artístico en el que desarrolla su carrera, su influencia en la sociedad de su país es impactante: es portada habitual en las revistas de primera línea en su país y según los expertos cualquier noticia sobre ella puede llegar a ser leída por 100 millones de personas o todavía más en algunos casos: la noticia de su noviazgo con el también actor Li Chen generó en Sina Weibo –el Twitter chino– 700 millones de impresiones, que es nada más y nada menos que el número total de usuarios de Internet en China.
La película que va a competir en San Sebastián, I am not Madame Bovary, recibió 90 millones de visitas en su perfil en Sina Weibo el primer día y en sólo tres días su tráiler fue visto por 56 millones de personas.
Se calcula que su imagen puede generar anualmente 66 millones de euros sólo en compras online y es la estrella que más llama la atención para los usuarios de 15 marcas de móviles en China.
Las estrellas, imprescindibles para el mercado chino
Bingbing es el mejor ejemplo del impacto que tienen en la sociedad y el mercado chino las grandes estrellas del entretenimiento, según los expertos el mejor camino para promocionarse en el gigante asiático.
Tal y como señala Carlos Sentís, de la consultora Henkuai, "una de las líneas estratégicas que podrían seguir España y sus empresas para su promoción en China es colaborar con estrellas chinas para lograr el impacto que sólo ellas podrían conseguir en el mercado asiático", subraya.
"En China marcas completamente nuevas se convierten en la sensación porque las estrellas las usan o consumen, de ahí que este tipo de patrocinios muevan enormes cantidades y se hayan convertido en una industria en sí misma", asegura Sentís.