Este 27 de junio el programa de Bertín Osborne, Mi casa es la tuya, fue distinto. Por primera vez, el entrevistado fue el artista y lo hizo él mismo, es decir, su imitador Javier Quero que hizo del cantante. Como era de esperar, al principio el andaluz contó las mismas anécdotas de siempre, hasta que pasados los 70 minutos sorprendió abriéndose en canal y reconoció que "no es feliz".
En los primeros compases del programa Bertín reflejó su lado más divertido y habló de política, pero no fue hasta casi el final cuando fue completamente sincero y contó cómo ve realmente su vida. "No he llegado a ser la persona que quería ser, querría haber triunfado en el ámbito deportivo profesional", confesó triste. "Si me hubiesen dicho qué habría querido ser en la vida, habría dicho que otra cosa. Pero he aprendido a disfrutar haciendo algo que no he querido hacer nunca", continuó narrando.
Osborne reconoció sin problemas que "no es feliz". "Ser feliz con mayúsculas es algo muy importante y uno puede ser feliz cuando lo que ves a tu alrededor te transmite felicidad. No puedo ser feliz si veo a gente a mi alrededor que lo pasa mal", finalizó.
Una anécdota nueva
En la entrevista también habló de una anécdota que hasta ahora no había contado. Su imitador le preguntó por "cuál había sido el sitio más raro en el que había cantado", lo que Bertín aprovechó para contar una situación complicada en la que se había visto involucrado: "Me contrataron para cantar en una finca de Colombia y a la tercera canción me di cuenta de que en la primera fila estaba uno de los narcotraficantes más famosos de la historia. A mi mánager lo quería matar", comentó el presentador.
Por lo visto, la fiesta era para la sobrina de éste y quedó tan encantado con el artista que le dijo que contara con él "siempre que necesitara algo". Bertín Osborne estaba tan incómodo que prefirió no cobrar por el espectáculo y menos cuando el narcotraficante le enseñó un baúl lleno de dinero.