El programa de televisión Supervivientes suele recurrir a personajes estrafalarios para protagonizar secuencias nada comunes en un ambiente que les es desconocido, sujetos en una isla a toda suerte de precariedades e inesperadas aventuras donde, entre muchas adversidades, pasan más hambre que Carpanta. Si en un principio esas circunstancias podrían servir para estudiar el comportamiento del ser humano sometido a una suerte de obstáculos en un medio hostil donde la convivencia no es fácil, a estas alturas Supervivientes es, sobre todo un espectáculo donde aparece una serie de "frikis" o personajes conocidos de los medios, dirigidos a veces, con el afán de interesar o divertir a un buen número de millones de telespectadores.
Uno de ellos es Dionisio Rodríguez Martín, apodado "El Dioni", que viene paseándose por distintas televisiones desde hace años con el dudoso honor de haber sido un delincuente que se apoderó de 298 millones de pesetas en 1989 del furgón que él mismo vigilaba. ¿Qué se espera de "El Dioni" para que atraiga a la audiencia de Supervivientes? Imagino que los participantes tienen un guión previo, unas indicaciones para comportarse. En cualquier caso, a la hora de escribir estas notas, lo único que ha hecho "El Dioni" ha sido masturbarse sin ningún tipo de pudor. Lo cual, siendo obsceno, no debe producirle a estas alturas problema de conciencia o reparo alguno, sabiendo que en los dos últimos años se ha venido ganando la vida como actor "porno" de películas producidas por un tal "Torbe" que, ¡oh, casualidad!, hace pocos días ha sido detenido por abusar de un menor.
La verdad es que la biografía de "El Dioni" contiene elementos propios de un pícaro de nuestros tiempos, al que una televisión privada contrata, lo jalea, cual si fuera ejemplo vindicativo de algo que uno no acierta a descifrar. Y él, tan contento, claro, viviendo del cuento. Porque ¿de dónde viene esa oscura y lamentable notoriedad que representa?
Nacido en el barrio madrileño del Retiro el 31 de octubre de 1949 nadie supo de él públicamente, exceptuando a sus familiares y amigos, hasta que el 28 de julio de 1989, en calidad de vigilante de seguridad de la empresa Candi S. A., aprovechando que dos de sus compañeros se habían ausentado unos minutos, robó el furgón blindado en que se hallaba tras recoger los sacos de una entidad bancaria repletos de dinero, y dándose a la huida en dicho vehículo. En el atraco obtuvo, como apuntábamos al principio, doscientos noventa y ocho millones de pesetas (un millón setecientos noventa mil euros). Aquella empresa se arruinó al poco tiempo y cerró sus puertas. En cuanto al ladrón, que identificado pasó a ser conocido como "El Dioni" en el imaginario popular, huyó a Brasil, sabiendo que era el país donde las extradiciones están sujetas a unas condiciones específicas.
Una reacción de simpatía general pareció advertirse entre los lectores de las páginas de sucesos al día siguiente de cometerse el atraco, por aquello de que quien roba a un banco… Y algún tiempo después pudimos saber de las peripecias de "El Dioni" en Brasil gracias a los reportajes que Interviú publicó, donde confesaba haberse corrido juergas interminables en los más conocidos prostíbulos de Río de Janeiro, donde alardeando de millonario fue, como comprenderán, muy bien recibido por las allí presentes. Adivinando que, tarde o temprano, podría la Interpol llevarlo a dar con sus huesos en la cárcel, se sometió a una operación estética para disimular su rostro. Y la fiesta terminó el 19 de septiembre, cincuenta y tres días de su publicitada "hazaña".
Detenido, volvió a los Madriles, aunque tuvo que pasar diez meses en una cárcel brasileña. Cumplió en otra cárcel madrileña tres cuartas partes del resto de su condena, bastante benévola nos parece, ya que salió a la calle en mayo de 1995. En libertad condicional. Del botín sólo se recuperaron ciento setenta y cinco millones de pesetas. El resto, ciento veintitrés millones, se los gastó "El Dioni" (al menos, es lo que declaró) en ese mes y medio que estuvo a sus anchas en la capital brasileña. Hagan cuentas: por mucho que le costara la operación estética… Por cuantiosas que fueran sus facturas de alcohol y prostitutas… ¡era mucho dinero!
Pero eso es lo que hay y "El Dioni", con su cara dura aunque dando la sensación siempre de que no ha roto un plato, decidió aprovechar su popularidad, pues por las calles era saludado a veces como si se tratara de un héroe, un futbolista relevante, en fin, un personaje. Y abrió tres bares en el transcurso de un par de años. El primero en la población de El Molar, "La cueva del Dioni"; el segundo en Barajas, "El Caco Dioni" y, finalmente "El Rincón del Dioni", en su barrio de las infancia, el Retiro. Este último negocio lo publicitó con fotocopias de billetes de diez mil pesetas que llevaban impreso su careto. De vez en cuando reporteros que por lo visto no tenían otra cosa mejor que hacer le hacían entrevistas donde en su trasfondo parecían jalear su pasado de delincuente y su presente como empresario hostelero. Y es que "el Dioni" no dejó nunca de estar presente en los medios.
Alguien debió sugerirle que tendría que explotar más eso que se llama "la imagen". Y entonces no se le ocurrió nada mejor que grabar un par de discos, sin tener ni la más mínima idea de cantar. No recuerdo cómo tituló el primero pero el segundo, sí: "Todo sobre mi furgón". Pero héte ahí que se metió en un lío de tráfico de drogas, pasó por el "trullo" seis meses y cuando estaba en libertad condicional le prohibieron que acudiera a las televisiones a promover sus grabaciones. No obstante hizo eso que se llama presentaciones personales en algunos de sus conocidos garitos. Con ese historial no le fue difícil más adelante acudir al programa de la Sexta Sabías a lo que venías, que presentaba Santiago Segura, quien siempre al loro para reunir en sus repartos a la "créme de la créme" de la vida social, lo contrató en un cameo de Torrente 4. ¡Qué lástima que "el Dioni" no fuera tenido en cuenta como actor revelación en los premios Goya!
En 2007 compareció en Telecinco, programa Acorralados. Y como ya era asiduo de las páginas de sucesos volvió a aparecer implicado en una red de falsificación de dólares, quedando absuelto por otra parte de un delito de narcotráfico. ¡Un angelito! Un tipo así no podía pasar inadvertido para Joaquín Sabina, quien en 1990 le dedicó una canción, "Con un par" (no hacía añadir más) incluida en su álbum "Mentiras piadosas", de 1990. En sus primeros tiempos de relevancia periodística salía retratado con un apañado pelucón y una mirada estrábica. En la actualidad luce su calvorota y aparece con bigote y nutrida perilla cenicienta. ¿No llaman a eso ahora ser un "hipster"? Pues ahí lo tienen, en Supervivientes, contratado a razón de dos mil euros semanales y compartiendo espacio con esos personajes de la tele nacional que tanto interés despiertan, a juzgar por las temporadas que ya lleva este singular programa.