Soraya Sáenz de Santamaría estuvo en El Hormiguero y acabó bailando la sintonía del programa con beso incluido en la calva al productor. Era la primera vez que la vicepresidenta visitaba el programa estrella de Antena 3, pero sólo se notó al principio. Saldado el expediente del peloteo por la altísima responsabilidad que implica su cargo y las preguntas obligadas sobre economía, la corrupción y tal, la vicepresidenta comenzó a encontrarse cómoda e hizo una de esas confesiones que hace tambalearse a un país entero: Rajoy es un bailón. De hecho, en la boda de Maroto estuvo quemando pista hasta altas horas de la madrugada. Sáenz de Santamaría lo sabe bien porque es la DJ de confianza de Mariano cuando están de pendoneo. Si se trata de bailar a lo grande, Rajoy quiere a Soraya al frente de la organización musical.
Según explicó la vicepresidenta a Rajoy le gusta la música de los ochenta, al menos cuando se trata de agitar el body. No aclaró con qué estilo concreto se siente más cómodo el presidente, pero puesto que en la última boda popular triunfaron los temazos de Raphael y Rafaela Carrá nos hacemos una idea de cuáles son las preferencias de Mariano. Sáenz de Santamaría es más de Rocío Jurado y cuando va a un karaoke elige siempre "Como una ola", una de las canciones señeras de la Más Grande. Habría estado bien que Pablo Motos la invitara a cantarla en directo, pero el tiempo en la televisión es limitado y, además, hay que dejar algo para la próxima vez que la vicepresidenta acuda al programa. Que irá. Y antes de las elecciones, seguro.
Soraya Sáenz de Santamaría ha comenzado a frecuentar los programas de Atresmedia, tal vez para compensar la cantidad de estacazos que su partido recibe a diario por parte de ese mismo grupo mediático. El otro día estuvo en La Sexta, con un García Ferreras extraordinariamente amable, y anoche en el programa líder de audiencia de Antena 3. El trato dispensado a la vicepresidenta del Gobierno por parte del emporio mediático liderado por Planeta estuvo anoche a años luz del que ha venido gozando en el Grupo Prisa. Seguramente no por falta de voluntad de agasajar al poder por parte de unos y otros, sino porque 40 minutos en televisión, y en horario de máxima audiencia, tiran más que dos menciones favorables en un editorial de El País. Tendría guasa que Rajoy ganara las elecciones poniendo a su segunda de a bordo a frecuentar las cadenas más comprometidas en el empeño de expulsarlo del poder.