Durante el mes de agosto, nuestros poetas van a tocar temas de mucho interés social. El primero de ellos es la querella entre los partidarios de las dos bebidas reinas de esta calurosa estación: la cerveza y el tinto de verano. Las posturas son irreconciliables.
Lean y opinen.
ELOGIO DE LA CERVEZA
por Monsieur de Sans-Foy
El tinto de verano me recuerda,
en toda su patética crudeza,
la España que regüelda y que bosteza.
Prefiero que me cuelguen de una cuerda.
El tinto de verano es una mierda.
Si alguno lo prefiere a la cerveza
(y a fe que no me cabe en la cabeza),
que, al menos, la conciencia le remuerda.
¡Bendita la rubísima cebada
que el lúpulo aromático perfuma,
en cúpulas de acero fermentada!
Quién puede estar abúlico ni triste
hundiendo los hocicos en espuma,
(que dice el diccionario que es el giste).
ELOGIO DEL TINTO DE VERANO
por Fray Josepho
…y pedantones al paño
que miran callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
(Antonio Machado)
El pedantón al paño que escribe aquí a mi vera,
con su meñique enhiesto, no bebe según qué.
El tipo le hace ascos al tinto con casera.
Desprecia cuanto ignora. Les hablo del Mesié.
El refrescante cóctel que toma el pueblo llano,
la humilde, sonrosada y amable libación
(que ahora es conocida por "tinto de verano")
a nuestros cejas altas les causa repulsión.
El vino más corriente, e incluso el vino bueno,
si añades gaseosa, refresca mucho más.
Y si echas dos cubitos en ese vaso lleno,
resulta una delicia, malgré de los Sanfuás.
Me gusta el mestizaje festivo y bullanguero,
repleto de modestia, burbujas y frescor.
Al diablo los prejuicios absurdos. ¡Camarero,
un tinto de verano, si me hace usté el favor!