Las fotografías publicadas por La Razón muestran a doña Rita Maestre, concejala y portavoz del ayuntamiento de la Villa y Corte, saliendo de la capilla de la Universidad Complutense en actitud y atuendo poco pudorosos.
Según sus propias declaraciones, vio mucha gente que se dirigía a la capilla y allá que fue, pero no se quitó la ropa.
¿A quién hemos de creer?
Nuestros poetas se han puesto en perfecto desacuerdo sobre la cuestión.
Tomen ustedes partido.
RUBIOS, PULIDOS SENOS DE LA RITA
por Fray Josepho
Rubios, pulidos senos de la Rita,
por una lengua de lebrel limados.
Ácidos limoncillos colocados
en clásica cadencia bipartita.
Dúplice redondez que nos musita
voluptuosos dísticos rimados.
Sensuales promontorios hermanados,
capaces de dar celos a Afrodita.
Pero además, indóciles, bravíos,
rebeldes, firmes, díscolos e impíos,
con su botón erguido, centinela.
Volúmenes de mármol hecho arcilla
que, apóstatas, profanan la capilla
huyendo de su ergástula de tela.
INFUNDIOS DE LA CAVERNA
por Monsieur de Sans-Foy
¡Qué se va a desnudar! ¡Qué cosas tienes!
¡Fray Josepho, por Dios, no seas facha!
Se desmadró un poquito, la muchacha...
por culpa del calor y los vaivenes.
¿Qué puedes criticar? ¡No somos quienes!
¿El que es en demasía vivaracha?
Cualquier otra, a su edad –si está borracha–
lo haría sin braguitas ni sostenes.
Ya que eres familiar del Santo Oficio,
conviene que te esmeres en tu juicio,
sopeses, discrimines y distingas:
Si no se han exhibido las domingas
ni pubis depilado ni peludo...
resígnate, Josepho: no hay desnudo.