Ana Pastor no tiene piedad de Carmena
La flamante alcaldesa de Madrid demostró que no conoce su programa electoral ni sabe cómo llevarlo a cabo.
La entrevista de Ana Pastor a la flamante alcaldesa madrileña no defraudó a los incondicionales del programa. Es cierto que la polémica por los dos simpáticos concejales podemitas y su manera progresista de entender el humor sobre el Holocausto, las víctimas de la ETA, las niñas violadas y la tortura y asesinato de dirigentes del PP había creado una gran expectación. Sin embargo, la ignorancia de los líderes podemitas y los disparates que proponen son tan abrumadores que, a poco que les pidas algo de precisión te dan hecho el programa. Sólo hay que preguntarles cómo piensan llevar a cabo las locuras que prometen y ellos solos se ponen en ridículo.
Manuela Carmena, como antes Pablo Iglesias en el mismo foro, demostró anoche a preguntas de Ana Pastor que no tiene ni la menor idea de cómo piensa poner en práctica las medidas de su programa electoral, un documento que, por supuesto, ni siquiera se ha leído, dicho sea en honor del criterio literario de la exjueza. La cruzada contra la desnutrición infantil (¡en la capital de la duodécima economía del planeta!), una de las necesidades más acuciantes según los podemitas, quedó anoche en agua de borrajas porque Carmena, según explicó, desconoce los criterios que se aplican para determinar los baremos de pobreza, el número de niños madrileños con necesidades alimenticias y a qué empresas de catering va a encargar el remedio de este acuciante drama social. No sabe nada, y eso a una semana de que acaben las clases, momento en el cual deberían entrar a funcionar esos comedores escolares prometidos.
"Es que aún no hemos empezado a gobernar", se disculpaba la buena de Manuela ante la severa mirada de Ana Pastor. Pero es que la periodista, como le recordó con insistencia, no le estaba preguntando por su gestión, hasta ahora inexistente, sino por el programa electoral, que es lo que los podemitas, al contrario que la casta, se han comprometido a cumplir con todas sus consecuencias.
Carmena tampoco sabe si va a pagar o no toda la deuda municipal, si va a bajar o no los impuestos, si va a aprobar o no recientes operaciones urbanísticas como la de Chamartín, si va a convertir o no al ayuntamiento en casero de las familias desahuciadas, si va a sufragar o no los recibos de agua y luz de pocas o muchas familias. Por no saber, la pobre no tiene claro ni siquiera si va a cesar o no a los dos concejales tuiteros que, de manera tan descriptiva, han mostrado a todos los españoles lo que encierra, en términos éticos, la esencia de la podemidad.
Con frases como "vamos a destinar nada menos que una cantidad muy importante..." (sic), la alcaldesa intentó capear el interrogatorio y a continuación pidió tiempo para "acoplar a la realidad nuestro programa electoral". Ana Pastor le concedió 100 días para empezar a enterarse de qué va precisamente esa realidad, que ahora le toca gestionar a la veterana comunista y su muchachada podemita. Después la volverá a citar a declarar en el mismo sitio y a la misma hora. Igual para entonces Carmena ya ha decidido privar a sus votantes del fino sentido del humor de sus dos concejales tuiteros. O no.
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