Esa barbita rala, esa coleta
tan cuidadosamente descuidada.
Esa frescura ya un poquito ajada,
y esa voz susurrante de profeta.
Esa flacura intrínseca, sin dieta.
Esa ropa de Alcampo relavada.
Ese rostro de no haber hecho nada,
y ese halo de santo en camiseta.
Esa novia rubiasca y progresista,
ese remoto aroma comunista
y ese picante olor bolivariano.
¡Oh, estrella rutilante de las teles!
¡Contigo de piloto, aquí tus fieles
navegaremos pronto rumbo al guano!