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Supuestos periodistas intentan reventar la película de Ana de Armas

Por un puñado de besos es una película entretenida que no pretende hacer historia del cine y merece más respeto.

Por un puñado de besos es una película entretenida que no pretende hacer historia del cine y merece más respeto.
Ana de Armas y Martiño Rivas, de nuevo juntos

Dos películas de muy distinto calibre han ocupado la Sección Oficial este miércoles en el Festival de Cine Español de Málaga. Es verdad que ninguna pretende ser historia del cine, pero mucho me temo que algunos compañeros críticos se van a cebar en especial con Por un puñado de besos, de David Menkes, basada en la novela Un poco de abril, algo de mayo y todo septiembre.

Por un puñado de besos tiene como intérpretes principales a Ana de Armas y Martiño Rivas, dos actores muy conocidos entre el público juvenil ya que eran dos de los protagonistas de la serie El Internado.

Menkes les reúne de nuevo para contarnos una historia de amor en la que una chica seropositiva pondrá un anuncio en un periódico para entablar contacto con otros seropositivos y establecer una relación de amistad o lo que surja. Aparece un chico que es periodista pero que oculta su profesión ya que en realidad él no padece la enfermedad sino que lo que pretende es hacer un reportaje de actualidad sobre la vida entre los jóvenes con Sida.

Durante el pase de esta película ha ocurrido algo que detesto profundamente, la asistencia de varios reventadores, aquellos que con carnet de prensa o escuela de cine se dedican a reír y a aplaudir en las secuencias más dramáticas por el simple hecho de ridiculizar algo que de antemano ya sabemos.

Me parece vergonzoso que alguien que se va a dedicar a esto se comporte como un gamberro y no tenga la dignidad, si tan poco le gusta la película, de salirse del cine y dejar que el resto de espectadores juzgue si le gusta o no. El respeto ante lo que se proyecta en una pantalla debe ser fundamental, y si no lo tienes, dedícate a otra cosa o alquila el vídeo cuando salga y lo pones en tu televisor con tus colegas y te dedicas a hacer lo que te da la gana.

Menos mal que este tipo de gente, por llamarlos de alguna forma, no suele acudir al primer pase de la mañana ya que están demasiado ocupados por las noches divirtiéndose y acudiendo a todas las fiestas que surjan. De haber madrugado a buen seguro que habrían hecho algo similar con 321 días en Michigan.

La película de Enrique García es la historia de un ejecutivo pillado con las manos en la masa y que es condenado a dos años de cárcel. Para no descubrir el pastel, y confiando en la reducción de condena, decide pedir una excedencia de un año para hacer supuestamente un máster en Michigan.

Su entorno, su paso por la cárcel y los personajes que habitan en la misma son la trama de una película que no pretende demostrar nada sino que se limita a contar una historia bien realizada, con actores solventes y con grandes momentos que alterna, eso sí, con otros que a lo mejor no interesan tanto al futuro espectador.

Estos han sido los dos platos fuertes del día, pero no podemos dejar de señalar que la presencia de dos ídolos juveniles como Ana de Armas y Martiño Rivas ha revolucionado a las fans que esperan siempre con paciencia a estos rostros populares para gritarles, fotografiarse, pedir autógrafos, y porque no, tocarles.

Por cierto, más de un reventador de Por un puñado de besos mataba por hacerse una foto con Ana de Armas. Así son las paradojas de la vida, casi como el cine. Este jueves nos esperan dos propuestas también muy diferentes y que esperemos tengan un mayor calado. Y como digo siempre, eso os lo contaremos mañana.

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