Los presentadores de debates televisivos tienen ante sí la difícil labor de hacer que el programa resulte vertiginoso sin caer en el exceso. Su responsabilidad es hacer que el programa no se les escape de las manos, un riesgo que siempre está presente en los espacios en directo. Esta semana hemos visto algunos ejemplos de esta labor ingrata, reveladora de que el peligro siempre está al acecho.
Carlos Cuesta, conductor del programa de 13TV La Marimorena, tuvo que reconducir el pasado domingo al periodista Aingeru Usoz, para el cual el resultado de un partido del Osasuna tiene más relevancia que una numerosa manifestación proetarra por las calles de Bilbao y, para rematar la faena, cuestiona la objetividad del programa en el que participa.
En Telecinco, la presentadora de "Abre los ojos y mira" tuvo que hacer lo propio pero con un invitado, el artista polifacético Kiko Rivera, que continúa su cruzada catódica desfaciendo entuertos, acallando rumores y desenmascarando a los que se aprovechan de su bien ganado prestigio profesional. Si la semana pasada tuvo un rifirrafe con Mariló Montero y su peculiar forma de entrevistar, este fin de semana le tocó a Enma García.
Pero el colmo es que hasta los espectadores cuestionen la capacidad de los conductores de un programa, como le ocurrió este pasado miércoles a la gran Mariló Montero con una llamada en directo.La presentadora de las mañanas de TVE-1, como es en ella habitual, no se arredra lo más mínimo.
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Y finalizamos con una pincelada intelectual ofrecida, como ocurre tantas veces, en las pantallas de Telecinco, dentro de la amplia franja dedicada a la crónica social. A nadie se le escapa que los profesionales que acompañan Jorge Javier Vázquez en Sálvame son ilustres pensadores con un denso bagaje cultural. En esta ocarión Kiko Hernández, que no Rivera, demuestra que la Historia reciente no tiene secretos para él.