La 58º edición del Festival Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) dio su pistoletazo de salida, como es habitual, de una forma austera pero con infinita necesidad de cine, de buen cine. Nacho Novo y Leticia Dolera presentaron la gala con música en directo que recorría la historia del cine en una una gala sin estridencias.
El famoso director francés Jacques Audiard era el primero en recibir la espiga de oro que se la dedicó de todo corazón al cine español, que según sus palabras, tanto lo necesita. José Coronado, padrino del festival y uno de los más aclamados y queridos por el público, leyó en nombre de Javier Angulo, director de la SEMINCI, el discurso de apertura del festival. Entre sus palabras destacamos la reivindicación que hizo al público y a las autoridades culturales españolas del sentido de la existencia e importancia de un apoyo cerrado y sincero a nuestra industria.
Por cierto, en la apertura no hubo representantes de las más altas instancias gubernamentales, pero en nombre de ellas acudió a Valladolid Susana de la Sierra, directora del ICAA. La gala concluyó con la proyección de la película Todos queremos lo mejor para ella de Mar Coll, un arriesgado y acertado film que ha gustado tanto a crítica como a público y que verá la luz en todas las salas españolas el próximo viernes 25 de octubre.
Ayer domingo Eduardo Noriega, Marta Etura y Santiago Tabernero presentaron Presentimientos, una gran historia de amor envuelta en aire de thriller y que ha tenido a Eduardo no sólo como actor sino como guionista de la misma. Un proyecto en el que Santiago Tabernero ha estado involucrado ocho años y que ve la luz ahora en Valladolid y en enero en el resto de España. También el cine español ha sido protagonista con la presentación fuera de concurso de Gente en sitios de Juan Cavestany, una historia de situaciones y personajes que ha hecho que este director cuente con más de 80 actores para lograr contarnos historias cotidianas, unas con más y otras con menos acierto.
Entre ellos destaca Irene Escolar que ha sido protagonista de la SEMINCI por partida doble ya que aparece tanto en la de Tabernero como en la de Cavestany donde nos vuelve a dar muestras de su talento, una actriz reconocida en el teatro como una de las mejores actrices jóvenes del panorama actual y a la que le falta dar su salto grande en el cine, porque méritos no le faltan.
La sección oficial se completaba con la coproducción franco-afgana Wajma, una historia afgana de amor en la que el director y guionista nos habla de un romance casi idílico de una joven pareja que se transforma en drama cuando el padre de la chica descubre que está embarazada.
Por lo tanto, un fin de semana marcado por el amor, por historias cotidianas, buenas interpretaciones que hacen que Valladolid, y la SEMINCI en concreto, vuelva a ser el centro de las miradas que esperan contemplar buen cine, y al menos en el comienzo ha sido bastante esperanzador.