Próximo a comenzar el Campeonato del Mundo de Fórmula 1, Fernando Alonso está dispuesto, después de otros intentos en pasadas temporadas, para alcanzar el podio de los vencedores, como ya consiguió en los años 2005 y 2006. Concentrado en ese deseo, probando su nuevo coche y entrenando las horas que estima precisas, el piloto asturiano deja a un lado sus ratos de ocio y se distancia, por ahora, de Linda Morselli, la modelo italiana con la que convivía desde cinco años atrás. Ello ha supuesto que Linda se haya enamorado, probablemente, de otro colega de profesión, Benjamín Alfonso, de treinta y siete años: modelo y actor. A su lado, ha pensado también en ser actriz, para lo cual se ha inscrito en unos cursos de arte dramático.
Fernando Alonso está considerado un as del automovilismo, que sigue la senda de aquel legendario Marqués de Portago, el primer piloto español con vitola internacional, cuyas hazañas tuvieron lugar en la década de los 30 del pasado siglo. Cercanos en el tiempo, otros deportistas han logrado asimismo grandes triunfos, como Carlos Sáinz, y últimamente también su hijo. Pedro de la Rosa es otro de los nombres a los que sumar a esa lista de campeones. En la que Fernando Alonso, todos los años, desde hace diecisiete, concita el seguimiento de miles de aficionados. Por unas u otras razones, el ovetense ha sido víctima de fallos mecánicos y este 2022 quiere a toda costa que no se le escape el triunfo pilotando un Alpine F1 A522, de color rosa, pues así lo quiere su patrocinador.
A sus cuarenta años, Alonso recuerda cómo empezó su pasión por los coches, desde que su padre, José Luís, piloto aficionado de karts, le construyera uno siendo Fernando un niño. Dejó sus estudios en un instituto de Oviedo, su ciudad natal, para dedicarse profesionalmente al automovilismo, a partir del año 2000. La temporada con la que se abren las sucesivas pruebas del Mundial de Fórmula 1 comienza el próximo 20 de marzo en el circuito de Sahkir. Allí estará Fernando, pensando junto a su piloto en que su nuevo vehículo no le falle y él sepa esquivar a sus competidores y llegar primero a la meta.
Fuera de las pistas, practicando también otros deportes como aficionado simplemente y siguiendo las gestas de su equipo de fútbol favorito, el Real Madrid, Fernando Alonso es un seductor, con una notable sucesión de conquistas femeninas. La más duradera lo unió con Raquel del Rosario, vocalista de El Sueño de Morfeo. En 2006, un año después de conocerse, contrajeron matrimonio. Pareja felicísima hasta que se divorciaron en diciembre de 2011. Salió después el asturiano con la modelo rusa Dasha Kapustiva, a la que dejó en 2014 para estar durante dos años junto a la periodista Lara Álvarez. En 2017 es cuando en el circuito de Montecarlo surgió ante sus ojos la impresionante modelo Linda Marselli, que después de Raquel del Rosario ha sido, posiblemente, la mujer que más le ha querido y durado, y que había roto con Valentino Rossi.
Fernando y Linda formaron una pareja muy perseguida por los "paparazzi", lo que al campeón le disgustaba. Nunca ha hablado de sus amores en público. Y menos lo hará ahora cuando se dice haber interrumpido su relación con la italiana. Quien se portó muy bien con él cuando Fernando fue atropellado por un coche hace un año cuando circulaba con una bicicleta. Linda no se apartó de su amor mientras duró su convalecencia en Lugano, lugar de residencia de ambos. Ha sido esta ciudad suiza donde más tiempo ha residido Fernando que, tiempo atrás, también pasó temporadas en Oxford. Pero nunca ha olvidado Oviedo, en donde fijó su estancia en años pasados.
A Fernando Alonso sus amigos lo conocen como "El Nano", sobrenombre que nos recuerda también cómo llaman a Joan Manuel Serrat sus íntimos. En algunas crónicas deportivas, Alonso ha sido motejado también como "Magic", apodo que le puso otro piloto amigo. Nuestro compatriota ha conseguido muchos laureles y, desde luego, una considerable fortuna, que hace un decenio ya se estimaba en cincuenta millones de euros. Como se dice en estos casos, ya tiene pagada la luz por tiempo indefinido, ahora que las facturas están por las nubes.