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Las primeras citas de Georgina Rodríguez y Cristiano: "Iba a trabajar en autobús y volvía a casa en Bugatti"

El nuevo docurreality de Netflix sobre su vida explora un mundo repleto de lujos en el que la familia y el amor son los pilares fundamentales.

El nuevo docurreality de Netflix sobre su vida explora un mundo repleto de lujos en el que la familia y el amor son los pilares fundamentales.
De vender lujo a lucirlo | Gtres/ContactoPhoto

"Muchos conocen mi nombre, pocos saben quién soy", dice Georgina Rodríguez nada más comenzar Soy Georgina, un docureality en el que en el que exhibe su vida de amor y lujo junto a su pareja y sus hijos, pero también arropada por sus amigos que la tildan de "madraza amorosa", "nada egocéntrica" y "generosa".

Una vida de ensueño rodeada de guardaespaldas, impresionantes casas, vestidos de alta costura y joyas. Apabulla la vida de la modelo Georgina Rodríguez (Buenos Aires, Argentina, 1994) con más de 28 millones de seguidores en Instagram. Hay quien la adora y hay quien no soporta cómo ha conseguido su nuevo estilo de vida, pero ella no deja indiferente a nadie.

"Me gustan las joyas con un chándal, hay quien no lo entiende... Ya lo entenderá", dice Georgina en uno de los diez capítulos del programa de telerrealidad que Netflix ha estrenado este 27 de enero, coincidiendo con el 28 cumpleaños de la protagonista, que además del lujo, adora la moda, el buen comer y pasar tiempo con su familia.

En el documental Georgina, orgullosa de sus orígenes y de su familia, se muestra como una mujer segura de mí misma. "Gracias al amor, ahora mi vida es un sueño". Gio, para sus íntimos, se crio en el ambiente rural de Jaca (Huesca) y, tras ahorrar un dinero trabajando como camarera se instaló en Madrid, donde empezó a trabajar como dependienta de Gucci.

En la tienda de la calle Serrano se cruzó con su "príncipe azul", Cristiano Ronaldo, entonces delantero y estrella del Real Madrid. "Es un hombre súper normal, maravilloso, el mejor futbolista del mundo", dice del hombre que cambió su vida. Nada más conocerlo, "empecé a sentir cosquillitas en el estómago, no quería ni mirarlo, me daba vergüenza", dice Georgina, que asegura que cuando sus manos chocaron con las del futbolista en una de sus primeras citas, se entrelazaron de inmediato. "Sentí como si esas manos hubieran estado conmigo muchas veces, eran unas manos familiares que encajaban a la perfección".

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Su vida dio un giro y el resto es historia. Llegaba al trabajo en autobús desde su modesto piso bajo en la madrileña Avenida de América y volvía a casa en Bugatti. "Sé lo que es no tener nada y sé lo que es tener todo", dice la modelo, que no oculta sus orígenes humildes y confiesa que para ella, un buen plan de verano en su infancia era disfrutar de "unos bocadillos y sandía".

Las primeras veces que fue a casa de Cristiano se perdía: "Intentaba ir a la cocina a por agua y, de repente, no sabía cómo volver. Tardaba media hora en encontrar las cosas de lo grande que es", cuenta.

Amante de la moda, en el primer episodio del reality viaja a París y le abren las puertas del atelier de Jean Paul Gaultier para escoger el vestido que luciría en el Festival de Cannes. Un viaje que hace acompañada de sus asistentes y amigos. "El jet me facilita mucho la vida".

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Georgina, luciendo el diseño que escogió para Cannes


Fruto de su relación con Cristiano, en 2017 nació su primera hija, Alana, la cuarta hija del delantero y la primera en no ser concebida por gestación subrogada. Antes, habían nacido sus hermanos Cristiano Jr. (2010) y los gemelos Eva María y Mateo (2017). Ahora, la pareja está esperando mellizos. "La paz que necesito está en casa con Cris, con nuestros hijos".

"Como mamá soy tremendamente amorosa y un poco blanda, conmigo mis hijos pueden hacer lo que quieran, los amo tanto que soy incapaz de ponerme estricta con ellos", dice la modelo, que aparece en el reality recogiéndolos en el colegio, dándoles de comer o preparando sus bolsas de actividades extraescolares.

Cuenta con la ayuda de su amiga, Elena Pina, quien, además de ayudarla con los estilismos también le ayuda con los niños, "nos entendemos a la perfección".

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Algunas cosas no cambian

Georgina considera que tiene un estilo propio. "Muchas veces han intentado cambiar mi estilo, pero si no me siento yo, no me lo pongo, no me gusta ir insegura".

Una comodidad que también busca en el hogar asesorada por su interiorista de cabecera. "Quiero esta casa más homogénea, no mezcles estampados con mármol, no me pongas flores de plástico, no me pongas libros, no muchas cosas para no limpiar mucho el polvo", pide antes de reformar su impresionante casa de La Finca.

Sus amigos dicen que es generosa, educada, respetuosa y divertida. Agrupados en Whatsapp bajo el nombre "Queridas Team", vemos como Georgina les propone ir a ver la Fórmula 1 a Mónaco y alojarse en el yate de Cristiano. "A Cris le gusta que disfrute del yate con mis amigos". "El yate es mi segunda casa", comenta con naturalidad Georgina, que asegura que "lo que de verdad me da la felicidad es mi familia y amigos, con los que también formo una familia".

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