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Así se hicieron y vendieron las fotografías de Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia

Según El programa de Ana Rosa, no se trata ni de un reportaje, ni del trabajo de un fotógrafo profesional.

Según El programa de Ana Rosa, no se trata ni de un reportaje, ni del trabajo de un fotógrafo profesional.
Portada de la revista 'Lecturas' | Lecturas

Se ha convertido en el tema del momento. Las imágenes de Iñaki Urdangarin dando un paseo por la playa en actitud cariñosa con una compañera de trabajo llamada Ainhoa Armentia han causado un revuelo sin precedentes en nuestro país y, a la espera de que la infanta Cristina rompa su silencio y se pronuncie sobre esta dolorosa 'traición', poco a poco salen a la luz más detalles de la nueva relación entre el ex jugador de balonmano y sobre cómo se consiguieron las fotografías.

Se ha especulado con que el propio Urdangarin habría facilitado la realización de las imágenes para hacer pública la separación de la madre de sus cuatro hijos -con quien atravesaría una grave crisis desde hace un tiempo-, y así forzar un divorcio que ella se negaría a concederle por mantener las apariencias. Pero según El programa de Ana Rosa, hay que descartar esos rumores.

El periodista Pepe del Real desveló quién hizo las fotografías, cómo las hizo y cómo las vendió y, aunque parezca mentira, todo ha sido fruto de una casualidad y de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Siempre según su versión, la persona que captó a Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia no es un fotógrafo profesional, sino un francés aficionado a la fotografía que justo el 11 de enero se desplazó a Bidart para disfrutar de su hobby.

En ello estaba cuando se encontró a la pareja de frente y, en un principio, no fue consciente de la importancia de la situación, puesto que pensó que Urdangarin se encontraba con un miembro de su familia. Empezó a hacer fotos discretamente cuando el ex duque de Palma y su amiga se percataron de que les estaban fotografiando.

Lejos de encararse, enfadarse o huir, su reacción no fue abrupta: la pareja siguió caminando por la playa de forma natural, aunque manteniendo las distancias y sin hacerse arrumacos. Y ahí fue cuando el autor del reportaje fue consciente de que no se trataba de un familiar del marido de la infanta Cristina.

¿Hubo beso entre Urdangarin y Ainhoa más allá de la complicidad que se ve en las fotos de la revista Lecturas? La respuesta es no. El fotógrafo no sabe lo que hicieron antes de que él llegase al lugar, pero solo les vio de la mano y con tímidos gestos de acercamiento.

Este ciudadano francés se da cuenta de la importancia de su reportaje y pone rumbo a Madrid para intentar venderlo cuanto antes. Primero entra en contacto con el grupo Vocento (ABC) y les pide 50.000 euros. Una cantidad muy elevada que este medio rechaza, por lo que el fotógrafo empieza un breve periplo que acaba en la revista Lecturas, que no se lo piensa y se hace con las imágenes por un precio bastante inferior al que pedía su autor en un principio.

Además, según han revelado en El programa de Ana Rosa, este joven reportero improvisado sabría el valor de la noticia de que Urdangarin tenía una amiga especial y habría pedido a los medios de comunicación que vieron el reportaje que firmasen un documento de confidencialidad, por lo que la exclusiva no se filtró hasta que Lecturas salió a la calle el miércoles por la mañana.

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