Paco Gento, un auténtico as que cambió de vida al casarse con Mari Luz Real
Paco Gento, una leyenda del fútbol, acabó siendo un hombre de lo más familiar.
Los compañeros dedicados a las crónicas deportivas, incluso los que no llegaron a verlo jugar pero se han documentado acerca de quién fue Paco Gento, extremo izquierdo del Real Madrid y de la Selección Nacional, coinciden en una cosa: fue un extraordinario y pundonoroso jugador. Al principio, recuerdo que en la Selección, le hacía sombra Piru Gaínza, del Atlético de Bilbao. La velocidad del cántabro nacido en Guarnizo hace ochenta y ocho años era fantástica. Lo llamaron "La galerna del Cantábrico". Porque a esa velocidad unía asimismo garra, amor propio. Lo siguen ahora celebrando sus gestas en los medios informativos. Acaso lo que sea más ignorado es su vida privada.
Frecuentaba Paco Gento la noche madrileña. Asiduo espectador en la sala "Morocco", a espaldas de la Gran Vía en su cruce con San Bernardo, de las evoluciones de Naima Cherky, una egipcia que bailaba la danza de los siete velos con el impudor que le permitía la censura, suficientemente dotada de erotismo para atraer a una clientela masculina pasada la medianoche. Gento estaba enamorado, enloquecido por Naima. Lo anecdótico es que Ferenc Puskas, su compañero del club merengue, interior izquierda, de nacionalidad húngara, también bebía los vientos por la artista. En esa pugna sentimental ganó el santanderino. Por ser más tenaz y además más guapo que "Cañoncito Pum". Esa relación sentimental duró varios años. Nadie como Naima Cherky volvía entonces locos de erotismo a los varones que iban a verla. Fernando Fernán- Gómez la tuvo en una de las secuencias de La venganza de don Mendo, pero la tijera de la censura cortó lo suyo en aquella versión cinematográfica de la obra teatral de Muñoz-Seca. Naima, al convencerse de que ni Gento ni otros pudientes admiradores "querían retirarla", se fue a vivir con un sobrino del reputado director Nicholas Ray, Summer Williams, que regentaba el club "Nika´s", donde tocaba el piano el hermano de la Reina de Bélgica, Jaime de Mora y Aragón, luego convertido en una discoteca "in" de los 70 y 80 en el Madrid "progre".
Pero ¿qué fue de Gento, aparte de sus triunfos deportivos? Tenía muchas admiradoras. Y una de ellas, la bailarina Francisca España, lo tuvo en la cama. Y quedó embarazada. De una niña que bautizaron con su mismo nombre y apellidos. Los de la madre, claro.
Después, Paco se enamoró de una elegante "supervedette", Mari Luz Real. Madrileña de 1942 , soñaba como tantas jovencitas que deseaban subirse al carro de la fama cantando y bailando. Es lo que hizo ella interpretando coplas. El avispado comediógrafo José Muñoz Román, especializado en espectáculos revisteriles, la contrató para su feudo, el del teatro Martín, donde había triunfado muchas veces Celia Gámez, reina de aquel género. Mari Luz era guapa, fina y nada vulgar. Había hecho papelitos en el cine (Pelusa, Salto mortal, El halcón de Castilla) y se fue ganando un puesto privilegiado en la llamada revista española. Atraído por su nombre fui a entrevistarla al mencionado teatro de la madrileña calle de Santa Brígida, ya desaparecido. Cuando esperaba que terminara el final de su espectáculo se acercó quien en seguida identifiqué como Gento. "¿Tú a mí no me has visto, verdad?" La insinuación sucedía después de que me identificara ante él como reportero. Novato, desde luego. Por su firme y algo determinante gesto, estaba claro que no deseaba que yo contara aquella relación con Mari Luz. Accedí, algo asustado. Como hicieron tantos cronistas deportivos de la época, mitad de los 60. Gento era intocable., nadie hablaba mal de él. Cierto que era era un tipo sencillo. De fuerte carácter, como buen cántabro. Noble. Algo rudo, al principio de conocerlo. No quería mezclar sus aventuras sentimentales con su carrera en el Real Madrid. Era cauto, se libraba de algunas multas. Era muy querido, amén de casi idolatrado. Porque se ganaba en el Bernabéu su puesto, sudando la camiseta, marcando goles. Una estrella del balón.
Mariluz Real no sería una conquista de paso. Ella era una mujer seria, nada frívola, aunque fuera primera "vedette" de revista. Y a Paco le marcó las cosas claras: nada de idilios y luego "aquí te quedas". Se casaron, tuvieron dos hijos, Paco y Julio. Que los convirtieron en felices abuelos de Aitana y Candela. Ningún escándalo. Pareja entrañable, muy unida, de escasísima vida social. El único problema surgió en diciembre de 2019. La supuesta hija suya, una sevillana de cincuenta y nueve años, Paquita España, reclamaba la paternidad del as madridista. La que había sido fruto de las relaciones de Paco con la bailarina Francisca España, antes de que fuera novio de Mariluz Real. La justicia dictó sentencia en favor de la demandante, que desde entonces podía hacer uso del primer apellido del jugador blanco. Y ahora de lo que pueda pertenecerle de su herencia.
En honor de Paco Gento, no hubo reacción pública suya a esa sentencia. El silencio, la discreción. Porque a partir de casarse con Mariluz, ya fue otro. Atrás dejó su vida pasada, con sus luces y sus sombras, sus días de noches alegres cuando estaba soltero. Se le recordará siempre como una leyenda.
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