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Las amantes de Peter Bogdanovich y el terrible hecho que marcó su vida

Recordamos a uno de los directores cinematográficos más controvertidos, con algunas películas de éxito como The Last Picture Show o Luna de papel.

Peter Bogdanovich y Cibyl Shepherd | People

La muerte de Peter Bogdanovich en su casa de Los Ángeles a consecuencia del llamado "mal de Parkinson", nos lleva al recuerdo en estos primeros días de año de uno de los directores cinematográficos más controvertidos, con algunas películas de éxito como The Last Picture Show, ¿Qué me pasa, doctor? y Luna de papel, pero asimismo bastantes fracasos. Tuvo una vida profesional diversa, entre sus facetas de crítico e historiador del Séptimo Arte, y otra en el aspecto privado tormentosa, con amores rotos y un horrendo asesinato de quien fuera su amor más apasionado, que le produjo una profunda depresión que le duró tres años. A esos pasajes de su existencia, que lo convirtieron en personaje de la prensa rosa, dedicamos cuanto leerán a continuación.

Peter Bogdanovich había nacido en Nueva York hace ochenta y dos años, hijo de unos emigrantes dedicados a la pintura y la música, que huían de la barbarie nazi y se establecieron en la capital de los rascacielos. Peter era casi un enfermizo cinéfilo que iba casi a diario al cine y contaba orgulloso que llegaba a ver alrededor de cuatrocientas películas al año. Esa vocación le unió mucho al conocer a la diseñadora de vestuario, Polly Platt, quien tenía la misma pasión por el cine. Terminaron enamorándose, imaginamos, contemplando cualquiera de las muchas escenas de amor cinematográfico, casándose en 1962. Tuvieron dos hijas, Antonia y Sashy.

Peter y Polly escribían muchas ideas, posibles guiones para ser llevados a la pantalla. Intercambiaban puntos de vista, se complementaban. Hasta que a principios de la década de los 70 les llegó su gran ocasión con The Last Picture Show. Así era primeramente el título de una novela que Polly había leído con entusiasmo, se lo contagió a Peter y buscaron la forma de que una productora se interesara por el proyecto. Polly Platt se ocuparía de muchos aspectos de la producción, exteriores, decorados e incluso el "cásting", el nombre que en el argot del cine (luego extendido a otras profesiones artísticas) significa la elección de los actores protagonistas. Curiosamente la mentada Polly iba a elegir a la mujer que sería causante de su ruptura matrimonial.

Cayó en manos de Polly una revista de modelos en cuya portada aparecía el rostro de una bella jovencita rubia llamada Cibyl Shepherd. Nada tenía que ver con el cine sino con el mundo de la moda, aunque sin ninguna relevancia todavía. Creyó la esposa de Peter Bogdanovich que ella podía ser exactamente la chica que buscaban para ser la heroína de La última película, que así se tituló del nombre literal en inglés al estrenarse en España. Está fechado su rodaje en 1971. Peter hizo gestiones en Nueva York para contratarla y a poco de conocerla ya se enamoró de ella. De tal forma que su matrimonio con Polly Platt se fue al garete. Y en el mencionado año comenzó a convivir con Cibyl, mientras la pobre Polly iniciaba un descenso a los infiernos pues

aquel divorcio le supuso un golpe tan injusto como inesperado que la llevó primero a abusar de la bebida y después a peores decisiones. Mientras tanto, el entusiasmado director se convertía en el apasionado amante de Cibyl Shepherd, a cuyo descubrimiento cinematográfico tanto contribuyó, sin que ella al principio tuviera la más absoluta idea de lo que era ser actriz. La pareja acabó su relación en 1978. Cibyl tuvo luego dos matrimonios y unos cuantos romances, entre ellos, los más ruidosos, con Don Johnson (con quien protagonizó una popular serie de televisión) y el mismísimo Elvis Presley.

Ni qué decir, por su parte, que Peter Bogdanovich se había convertido en un seductor compulsivo que a las jovencitas aspirantes a estrellas las atraía con sus mejores promesas. Una más veterana, que había sido dos veces Miss Playboy, caería en sus redes. Se llamaba Dorothy Stratten, que con sólo dieciocho años viajó por vez primera en avión para aterrizar en Los Ángeles. La engatusó un buscavidas, Paul Snider, quien con su vestimenta hortera pasaba ante ingenuas como aquella Dorothy cual poderoso tipo capaz de convertirla en una nueva Marilyn Monroe. Dorothy Stratten no se parecía a ésta, pero era rubia, pechugona, con un trasero espectacular. De ese tipo las había a cientos en la Meca del Cine, desde luego. Consiguió que Hugh Heffner, el dueño de la revista "Playboy", la eligiera Playmate. Y ése era su curriculo, vocablo que, en su caso, resultaba premonitorio en la última sílaba. "El chulo judío", como se conocía a Paul Snider, se la presentó a Peter Bogdanovich, ávido siempre en "descubrir" supuestos talentos femeninos con "sexy". Quedó al momento prendado de Dorothy y le aseguró a Paul que haría de ella una estrella. Igual que le había prometido a unas cuantas aspirantes. Mientras corría el calendario Peter logró enrollarse con la despampanante rubia. Enterado Paul Snider le propuso vivir juntos los tres. Combinación sexual que a Bogdanovich no le convenció. Ante esa negativa, Snider se procuró una escopeta y fue derecho hacia Dorothy. Primero, la violó, luego le disparó el arma, matándola en el acto, y después de suicidó. Enterado Hugh Heffner llamó a Peter, quien al conocer que habían asesinado a su amante, de la estaba locamente encaprichado, sufrió tal reacción que lo encontraron tendido en el suelo, víctima de un colapso. Le salvaron la vida pero pasó tres años sufriendo una depresión brutal.

Aquel aquelarre sangriento apareció en las páginas de sucesos de los medios de todo el mundo. Especialmente en la colonia artística de Hollywood supuso un revulsivo para quienes conocían a Dorothy, a Heffner (que la había apadrinado al principio) y a Peter Bodganovich. Del chulo Snider no parece que nadie lo tomara muy en cuenta, Del suceso, el propio Bodganovich, años más tarde, escribió una novela, que sirvió como guión para "Star 80", película en la que su protagonista era el coreógrafo Bob Fosse y un supuesto director de cine en el guión, Aram Nicholas, venía a ser un sosias de Bogdanovich. Con su exhibición, aquel filme volvió a actualizar la vida de la desgraciada Dorothy Straten, que cuando fue asesinada en agosto de 1980 tenía nada más que veinte años.

Algo de morbosa podía considerarse, tres años más tarde de la desaparición de Dorothy, que tanto había golpeado el corazón, y la mente, de Bogdanovich, la amistad que comenzó a iniciar éste con una hermana precisamente de la modelo asesinada, Louise Hoogtraten (su verdadera identidad, respecto al apellido alterado de aquella, que en algún lugar he visto escrito como Louse, no sé si por error). ¿Por qué la eligió para casarse en 1988? Pero así fue, aunque en 2001 la abandonó. A partir de entonces, tanto la carrera cinematográfica de Peter Bogdanovich como su vida íntima, no fue sino un descenso vertiginoso de popularidad y de amores. Ya no fue el mismo. Y su final, ha sido triste, asistido desde luego por la compañía de sus dos hijas, aquellas que tuvo con su primer matrimonio con Polly Platt, la única mujer que lo amó sin interés alguno, lo cual no puede decirse de las otras que tuvo en su cama.

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