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La multimillonaria Barbara Hutton quiso casarse con el torero Ángel Teruel

Barbara Hutton quiso llevarse a EEUU a Ángel Teruel para casarse con él en una boda fastuosa.

Barbara Hutton quiso llevarse a EEUU a Ángel Teruel para casarse con él en una boda fastuosa.
Barbara Hutton. | Cordon Press

La muerte del matador de toros retirado Ángel Teruel me ha traído a la memoria una época en la que tuve cierta amistad con él, lo que me permitió conocer de cerca algunos episodios de su vida, como la insistencia de la multimillonaria norteamericana Barbara Hutton en convertirlo en su amante, llevándoselo a los Estados Unidos y a ser posible celebrar una fastuosa boda. Aquello no sucedió, era un disparate para el diestro madrileño y capeó (nunca mejor dicho en su profesión) los ímpetus amatorios de aquella madura señora, medio inválida.

Ángel tenía un hermano, José Luís, matador de toros que luego optó por ser banderillero en la cuadrilla de aquel. Su apodo castizo era "El Pepe". Nos veíamos a menudo durante una temporada en una céntrica discoteca frecuentada por periodistas y gentes del espectáculo, "Long-Play". Fue éste quien me propuso conocer a su hermano y hacerle un reportaje. Y así sucedió en varias ocasiones. Una de ellas en su finca situada en Bohonal de Ibor, cercana a Perelada de la Mata (Cáceres). Era su patrimonio más preciado, adquirida mediante varios millones de pesetas ganados en los ruedos por su categoría de figura. También invirtió en pinturas valiosas de ambiente taurino, una de ellas regalo del cotizado artista de Quito Oswaldo Guayasamín: un original retrato. De Picasso era un traje de luces diseñado por el genio malagueño. Un día de 1972 me propuso llevarme en su coche a Jaén, donde iba a torear en la siguiente jornada. Me recogió su chófer al volante del "Mercedes" del torero. Viaje de madrugada atravesando tierras manchegas. Impagable travesía en el silencio de la noche roto por las confidencias que me iba haciendo Ángel. Una de ellas, que Bárbara Hutton estaría esa tarde en el coso andaluz. Como así sucedió.

Me facilitó el diestro una localidad cerca de la multimillonaria americana. Y pude fotografiar el momento que yo esperaba, el del brindis de uno de los toros de Ángel. Lo triste fue al terminar el festejo: Barbara Hutton no podía subir las escaleras de la plaza, desde la barrera que ocupó hasta la puerta de salida. Capté perfectamente el instante en el que su secretario, un australiano llamado Colin Frazier, la levantaba entre sus fornidos brazos como si fuera una niña. ¡Pobre niña rica! Así la habían llamado en Norteamérica. Caprichosa, se había casado siete veces, una de ellas con Cary Grant. Y aunque Ángel Teruel me lo negó, supe que la buena señora quería llevárselo a la cama, no una, sino "para siempre", convirtiéndolo en su amante y luego su marido, el octavo. Lo invitó a su palacio de Tánger. El diestro era veinteañero en tanto Bárbara había cumplido los sesenta años. Teruel le fue "dando largas", pues la dama lo siguió en otras plazas de toros. Se habían conocido en la feria de Sevilla, ella le lanzó al ruedo de la Maestranza un mantón de Manila valorado en medio millón de pesetas, que él le devolvió, lo que causó malestar a Bárbara: "A mí no me desprecia nadie un regalo". Y él, educado, se quedó con tal presente. En otra ocasión el obsequio fue más valioso aún: unos gemelos de brillantes con un zafiro en el centro.

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Barbara Hutton | Cordon Press

Ángel Teruel había ya ganado mucho dinero. No precisaba que su admiradora tenaz quisiera conquistarlo por la vía económica. Fue honrado, tampoco quiso hacerse publicidad a costa de ella, renunció a propuestas de varios periodistas de relieve, uno de ellos Tico Medina, y no accedió a prestarse a un reportaje con ella. A mí, al menos, me permitió fotografiarla en esa tarde jiennense. Y poco a poco, aquella amistad fue desvaneciéndose y Bárbara Hutton, para entonces soltera, prescindió de sus sueños de ser la mujer de un torero de fama. Que, guapo, fotogénico, hasta protagonizó una película sobre su vida: "Sangre en el ruedo". Bárbara falleció en 1979, cinco años después de aquella vez que la ví en la feria de Jaén.

Por supuesto que el espada madrileño tuvo novietas, admiradoras que lo besaban a la entrada de cada plaza. Una de ellas, la filipina Rubí. Pero con quien se casó fue con Lidia García Chávarri, hija de Pochola Dominguín, por tanto sobrina de Luís Miguel, prima de Miguel Bosé. La pareja me convidó a su enlace. Y conté en una crónica la larga lista de toreros que asistieron a la boda. Matrimonio que tuvo tres hijos. Las dos niñas fueron bautizadas con nombres muy taurinos: Lidia y Verónica. El tercer retoño llevó el de su padre, llegó a ser matador de toros, pero sin demasiada fortuna. Ángel Teruel sí que fue una de las grandes figuras en la década de los 70. Como mote, le pusieron el de "El Sigiloso", por su manera de ser, nada altanero, pero sí algo chulo desde el punto de vista de un madrileño fetén y castizo.

Se retiró de los toros en tres ocasiones, a causa de gravísimas cogidas. Peor fue el trágico accidente que sufrió conduciendo su propio automóvil camino de su finca cacereña pasada la ciudad de Talavera de la Reina. Fue en la madrugada del 8 de agosto de 1992. El rostro le colgaba sobre uno de sus hombros y además en su cuerpo los médicos apreciaron importantes heridas y traumatismos. Era una noche oscura, apenas veía y el parabrisas de su coche le estalló en la cara. Tardaría mucho tiempo en recuperarse. Y cuando pudo salir del doloroso trance tenía las huellas visibles en su algo deformada cara. Ello le causó un complejo comprensible a la hora de recobrar su vida normal. Hace un par de años la gran fotógrafa taurina Muriel Feiner me convocó a un almuerzo donde estaba previsto dar un premio a Ángel Teruel por los años que cumplía como matador de toros, desde 1967. Y a última hora no asistió, disculpándose porque el día anterior había cogido frío. Ciertamente su salud se ha resentido muchas veces de aquel accidente, le intervinieron qurúrgicamente en bastantes ocasiones, y su corazón empezó a darle algún susto. Hasta que ha dejado de latir este viernes 17 de diciembre, a los setenta y un años.

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