Kiko Rivera se sinceró sobre uno de los capítulos más dolorosos de su vida: el rechazo que sintió por su hija Carlota durante todo el embarazo de Irene Rosales y en el momento de nace. "Cuando mi mujer se queda embarazada de Carlota, por el momento que yo estaba viviendo, que era muy malo por el asunto de las drogas, yo rechazo a ese ser que hay ahí. Me pongo triste porque es algo muy fuerte para mí", reconoció en el El show de Bertín. "
"No le toqué la barriga a mi mujer ni una sola vez. Nada. No quería saber nada, hasta el punto de que, cuando nació, sentía rechazo por esa niña", dijo, algo que no le había pasado con Ana, su hija mayor. "Fue totalmente lo contrario que con Ana. Los padres nos ponemos un poquito tontorrones cuando nuestras mujeres se quedan embarazadas. Te pones a hablarle a la barriga, que además hablamos como si nos escucharán y los niños ahí no escuchan nada. Te hartas de darle besos a la barriga", explicó.
Según el hijo de Isabel Pantoja, estaba tan preocupado por sus sentimientos que habló del tema con su madre: "Yo se lo contaba a mi madre y me echaba unas broncas tremendas, pero yo no cogía a mi hija... No quiero ni acordarme de aquello porque no la quería", añadió. Sin embargo, con el paso de los años la situación ha cambiado. "Carlota es la que más me quiere. La que más cosas hace conmigo es la chica, la que está todo el día con el papá en la boca y para donde va papá va ella también. La vida me ha dado una lección, ella ha sido la que me ha ganado a mí".
Su hermana Isa Pantoja se mostró muy sorprendida con la sinceridad de Kiko. "Yo me acabo de enterar ahora. Entiendo que él dice que cuenta las cosas cuando cree, pero yo esto no lo hubiera contado nunca, la verdad", aseguró, estupefacta, en El programa de Ana Rosa, dejando todavía más claro que la relación entre hermanos es muy irregular.
Fue durante su participación en GH Dúo en 2019 cuando Kiko reconoció su adicción a las drogas. "En un determinado momento de mi vida, y de ahí viene gran parte de mi depresión, tuve adicción a las drogas y lo pasé muy mal". Una época que habría dejado atrás gracias al apoyo, en gran parte, de su mujer Irene. "Gracias a ella he sabido lo que es disfrutar de la vida de verdad. Ella fue la que se puso firme y me enderezó. Y gracias a Dios hace más de un año y medio que soy una persona limpia. Me costó lo más grande, pero a unos niveles grandísimos".