Menú

Shaila Dúrcal consigue unir a sus hermanos en memoria de sus padres

Shaila Dúrcal ha cambiado mucho, física y mentalmente. Ahora vuelve a coger la iniciativa.

Shaila Dúrcal ha cambiado mucho, física y mentalmente. Ahora vuelve a coger la iniciativa.
Shaila Dúrcal | Gtres

Shaila Dúrcal ha experimentado en los últimos meses un cambio importante en su físico y en su vida en general. Nacida en Madrid hace cuarenta y un años, es la menor de los hijos de Antonio Morales, Junior, y Rocío Dúrcal. La muerte de sus progenitores la sumió en una comprensible tristeza y dolor, pero además padeció una depresión preocupante por diversos motivos que comentaremos. Su decisión en la primavera pasada de instalarse en España, después de una larga estancia en México y Estados Unidos, le ha aportado una manera distinta de enfocar su futuro, artístico y personal, con la anuencia de su marido, encantado de compartir con ella su nueva vida en los Madriles.

Shaila de los Ángeles Morales de las Heras siempre quiso desde muy niña ser artista. No hay dudas de que la influencia, sobre todo de su madre, siempre resultó favorable para esos sueños, hasta convertirse a partir del actual siglo en una popular cantante, sobre todo en tierras mexicanas, donde la adoran. De su madre, Shaila confiesa que aprendió lecciones clave para actuar en un escenario, recomendándole que se preparara concienzudamente; le hizo caso y cursó estudios de canto y danza. Junior, su padre, fue quien le impartió otros conocimientos relativos al "business", el negocio musical. Acaeció, además, que su madre le presentó un día en México a un joven y activo ejecutivo relacionado con ese mundillo, Dorio Ferreira, quien no solo se convirtió en el representante artístico de Shaila, sino que se enamoraron, casándose en Acapulco en la primavera de 2008. Una pareja entrañable que no ha dado motivo alguno desde entonces que pudiera ensombrecer su felicidad.

shaila-durcal-accidente.jpg
Shaila Dúrcal | Archivo

Dorio es padre de una hija de anterior unión, Aitana, de diecisiete años. Desde un primer momento, Shaila la trató como si fuera propia y aquella lo mismo a su vez, sin que por ser madrastra creara un malestar en su hogar. Todo lo contrario. Compenetradas ambas al máximo con el cariño mutuo. No obstante, en algún momento familiar, Shaila se planteó ser madre. Es consciente de su edad, de que el tiempo vuela, pero por diversas razones relacionadas con esa inestabilidad emocional que ha venido padeciendo hasta época reciente no ha dado aún el paso para conseguir aquel propósito.

¿Qué circunstancias ha vivido Shaila para sentirse a veces desgraciada y sin ilusiones, al punto de confesar que no se cuidaba lo suficiente y se quería poco? Todo proviene de su adolescencia cuando en el colegio sentíase ser víctima del acoso de sus condiscípulas, sólo por ser hija de dos artistas muy conocidos. Le afectó tal sensación de agobio que atravesó una época en la que su alimentación no era la más adecuada. Ello, con el tiempo, volvió a manifestarse al engordar impropiamente; una mujer joven que debía cuidarse más, entre otras razones por ser artista dedicada a su numerosa legión de admiradores. Su salud estaba en juego, desde luego. Fue necesario, aconsejado por su esposo, que acudiera a un centro médico donde le diagnosticaron un problema de su glándula tiroides. En cuatro meses, en este mismo 2021, Shaila se sometió a un severo régimen junto a la práctica de ejercicios físico hasta conseguir, en cuatro meses, la pérdida de veinte kilos. Está radiante.

Muy afectada primero por la desaparición de Rocío Dúrcal, su madre, en 2006, que contribuyó a padecer una inmensa pena que le afectaba en todos los sentidos, su ritmo de vida y la tensión por sus contratos musicales, y pocos años después también por la repentina muerte de su padre, quien no supo o no pudo superar su inmensa tristeza, la soledad, pensando a todas horas en Marieta. Añádase a todo ello que Shaila, residiendo en México durante diez años, estaba al tanto de las discusiones de sus dos hermanos a la hora de solucionar la herencia familiar. Antonio era quien más problemas sostenía, a veces incluso en vida de Junior, su padre. Daba la impresión de ser avaricioso, pensando únicamente en conseguir aquellas propiedades que aseguraba les pertenecía. Carmen, la mayor, era más comprensiva, pero tampoco ayudaba a resolver esos conflictos económicos. A Shaila le dolía mucho esa desunión entre ellos, aunque ella trató siempre de apaciguarlos. Hubo de pasar un largo periodo hasta que los tres se pusieron de acuerdo con esa herencia que parecía envenenada.

Y ahora, por fin, Antonio, que ya había dado su brazo a torcer lo mismo que la menos problemática Carmen, "fumaron la pipa de la paz" con Shaila. Ésta, que tras su residencia en México, se fue a vivir primero a Miami y después a Houston, centro de operaciones para su vida artística, resolvió como decíamos al principio regresar a Madrid a primeros de este año, para cuidar de Antonio, que permaneció dieciocho días en la UCI, por culpa del Covid 19. Si tal situación convirtió a Shaila en ocasional enfermera de su hermano, ella misma sufrió un accidente casero, que en un principio ocultó a los medios informativos: la amputación parcial de su dedo índice, desgraciado suceso causado por su perro, un pastor alemán, peleando con otro también de su propiedad. Quiso separarlos, introdujo su mano derecha en la boca de uno de ellos, imprudentemente, y sufrió esa dolorosa pérdida que la mantuvo unos días bajo atención médica y después en prolongadas sesiones de rehabilitación.

Instalada Shaila con su marido en el chalé que fuera de sus padres, residencia familiar junto a los tres hermanos, situado a treinta kilómetros de Madrid, en el término municipal de Torrelodones, desde donde se columbra un bello paisaje serrano, fue cuando reunida con Antonio y Carmen, resuelta ya la participación de la herencia a satisfacción de cada uno de ellos, pasaron a urdir lo que podría ser un gran espectáculo, tributo a la memoria de Rocío Dúrcal. De llevarse a cabo el proyecto en el que están involucrados, es más que probable que fuera Shaila la que encarnaría la figura materna, recreando las canciones que popularizó en el cine y en conciertos. No sería problema para aquella pues en sus actuaciones siempre incluye versiones de rancheras compuestas por Juan Gabriel, aquellas con las que su madre triunfó clamorosamente en México sobre todo y en otros países hispanoamericanos, mucho más por cierto que entre nosotros. Se parece extraordinariamente a su madre. Ha heredado entre otras cosas su simpatía extrema. Y la sonrisa que, en ambas, fue siempre como una tarjeta de visita. No hay por el momento fechas para su posible estreno, donde Carmen quizás también tendría una participación directa y Antonio el papel de encargado de su producción. Dorio Ferreira, que sigue siendo mánager de su esposa, no estaría tampoco alejado del evento. En cualquier caso, Shaila, que a causa de la pandemia suspendió sus actuaciones desea reanudar su carrera el año próximo. Como se advierte, el recuerdo por el legado de Rocío Dúrcal, sigue presente.

Temas

En Chic

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura