Varios sucesos parecían haber condenado a Isabel Pantoja a no salir más de Cantora. La profunda tristeza a la que pareció condenar su hijo Kiko Rivera a la cantante, que todavía dura, se unió recientemente la muerte de Doña Ana, la madre del a tonadillera.
Diversas fuentes señalan que Pantoja vagaba por la finca "con las cenizas de su madre en brazos", sin poder encajar su desaparición.
El tiempo parece, sin embargo, ir suavizando todo e Isabel Pantoja salió este mismo fin de semana de la finca conduciendo ella misma el coche.
Así se dijo en Viva la vida, que fue testigo de la llegada de la propia Isabel Pantoja a la finca, donde "entró a toda prisa en su coche y en compañía de un señor".
Naturalmente, las especulaciones sobre la identidad de esa persona están servidas. Según José Antonio Avilés, es el mismo amigo familiar que acompañó a Agustín Pantoja el día del funeral de Doña Ana.
Pero sorprende más aún la iniciativa de Pantoja, que apenas sale de su propiedad desde que su hijo anunciase en La herencia envenenada que se le debía mucho más del legado de Paquirri, acusando a su madre de haberle engañado.
La excursión de Pantoja fue a unos grandes almacenes cercanos a Cantora, donde Isabel Pantoja hizo la compra.
Mientras, su hijo se presentaba de nuevo en el Deluxe para anunciar que había hecho las paces con su madre… pero luego no, ya que la soberbia de siempre de Isabel Pantoja haría acto de aparición poco después. Kiko está enfrentado a toda su familia y, aunque ahora parece haber cejado en sus ataques directos a la tonadillera, está centrado en su hermana Isa y su prima Anabel.