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Rosa Belmonte

Plátanos a mordiscos

Hay cosas que los hombres pueden hacer y las mujeres, no. Al menos hay cosas que se ven de forma diferente.

Hay cosas que los hombres pueden hacer y las mujeres, no. Al menos hay cosas que se ven de forma diferente.
Joan Plaza | Redes sociales @RealBetisBasket

El entrenador del Betis de baloncesto se ha comido un plátano de La Palma en una rueda de prensa como apoyo a la isla. Hay cosas que los hombres pueden hacer y las mujeres, no. Al menos hay cosas que se ven de forma diferente. El entrenador podía parecer un mono, pero no había connotación sexual alguna. Con una chica la habría. María Sharapova, en los descansos de los partidos, comía plátanos. Pero lo hacía a pellizcos, sabiendo la imagen que podía proyectar si se metía el plátano directamente en la boca. Que sí, que tenemos la mente sucia, que diría Antonio Resines en Los Serrano, pero es lo que hay. El Ministerio de Igualdad acabará con tanta guarrada.

Ha impulsado un protocolo para combatir el acoso sexual en el trabajo. Las empresas tendrán que perseguir "miradas impúdicas" (aquí trincarían a Sophia Loren mirando a Jayne Mansfield), "bromas o comentarios sobre la apariencia sexual", contactos "indeseados" en las redes sociales. Nos recuerdan que una de cada cinco mujeres sufre acoso sexual en el trabajo. No hay nada como estar una sola en su casa sin hablar con nadie. Sin que nadie te hable, sin tener que mantener conversaciones. Pero no veo yo cómo se va a aplicar (implementar dirían estas) semejante cosa en las empresas de más de 50 trabajadores. Las que trabajen en las pequeñas se tendrán que aguantar con quejarse como siempre (o no) de "flirteos ofensivos’, "comentarios insinuantes, indirectas o comentarios obscenos"... También hay "conductas no verbales", como enseñar fotos sexuales. Anda, esto lo ha hecho un señor jefe muy considerado por la sociedad. Es verdad que se propone un mecanismo confidencial, aunque no secreto, para poner en marcha una investigación interna en la empresa. Muy The Morning Show.

También se consideran los "abrazos o besos no deseados" y el "acercamiento físico excesivo". Cualquier mujer que no haya vivido en una cueva habrá experimentado algo de esto. Y aunque nos hubiera gustado, no hemos dicho lo de Charlton Heston: "Quita tus sucias manos de mí, mono asqueroso". Que tampoco vamos a ser ahora las Rosa Park del acoso porque nos haya pasado. Claro que hay un enorme metoo. Muy fuerísima tendrías que estar de la vida para que no te haya ocurrido a ti también. Y claro que hay que castigar a los cerdos. Al menos que se lo vayan pensando. Pero con estas cosas, y otras, no me extraña eso de que, según el Barómetro Juventud y Género 2021, uno de cada cinco adolescentes hombres crean que la violencia de género no existe, que es un invento ideológico.

Y menudo papelón formar parte de ese comité especializado (¿de dónde van a sacar la especialización?) formado por gente de la dirección y representantes de los trabajadores que preguntarían a ambos. Al agresor y a la víctima. Y si se comprueba la falta, habría consecuencias. No necesariamente penales, dentro de la empresa. Y que sea rapidito (resolución en tres o cuatro semanas tras la denuncia). Otra cosa es que sea compatible, faltaría más, con ir a los tribunales. La cosa pinta entre Inquisición y burocracia dickensiana del Departamento de Circunloquios. E igual que la subida del salario mínimo provoca en empresas pequeñas despidos o falta de contrataciones, quizá los empresarios prefieran contratar hombres a mujeres.

Irene Montero debería leer la entrevista de Tom C. Avendaño con la violinista Anne-Sophie Mutter, de 58 años. Por los comentarios sobre su aspecto: "Lo consideraba entonces [de más joven] bastante degradante, pero confiaba en que esos comentarios desaparecerían. Sigue pasando y es muy irritante. Veo con gran tristeza que a la siguiente generación le ocurre igual. A las mujeres las están juzgando no solo sobre el escenario, sino fuera de él. Pensaba que las artes nos liberarían de estar sometidas a cualquier tipo de visión convencional". Será una violinista del copón, pero parece tan ingenua como Irene Montero. "Las artes nos liberarían", cielos. Si parece Ágata Lys en Los santos inocentes con su "Adooooro la música". María Sharapova, y la siguiente generación, mejor que sigan comiendo los plátanos en público a mordiscos.

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