La última película de Liam Neeson estrenada en España, Una villa en la Toscana, tiene un argumento dramático que recuerda precisamente la propia tragedia vivida por el gran actor irlandés, quien quiso que en el reparto su coprotagonista fuera Micheal Richardson, uno de sus dos hijos. En la ficción, sucede la muerte accidental de la esposa y madre de ambos personajes. Y en la realidad, sucedió otro tanto. ¿Cómo es que, sobre todo Liam Neeson, aceptó semejante historia que sin duda iba a recordarle la dramática desaparición de su mujer?
Ocurre lo siguiente: desde que Natasha Richardson, su compañera durante quince años, falleció en un accidente en la nieve, Liam no deja de pensar en ella en cada película en la que toma parte. Elige papeles de acción u otros en los que ocurran desgracias que él trata de superar. No sabemos si esa manera de superar el pasado es acertada desde un punto de vista psicológico; diríase que tiene un componente de masoquismo. Pero Liam Neeson así lo cree. Tales personajes luchan, se esfuerzan por vencer obstáculos. Así, el actor cree que su drama interior es parte de la vida y de cuanto elige para interpretar en la pantalla: un continuo enfrentamiento con los males que a todos nos acechan, pretendiendo salir indemne en la batalla. Así es su pensamiento, que ha trasladado incluso a Michael, su hijo actor. Interesante caso que probablemente sea objeto de estudio de un psicoanalista.
William John Neeson nació hace sesenta y nueve años en Irlanda. En su juventud desarrolló todo tipo de ocupaciones: fue boxeador, futbolista, repartidor de cervezas… Con su facha, alto, de contextura atlética, rostro agradable que da la sensación al espectador de ser una buena persona, Liam Neeson se ha labrado un largo historial como actor desde que abandonó su país para consagrarse en Hollywood, a partir de su papel en "La lista de Schindler". Desde luego, dada su abultada filmografía, se recuerdan otros afortunados títulos: Michael Collins, Gangsters de Nueva York, Venganza… Grandes directores han contado con él, entre ellos Martin Scorsese, Ridley Scott, Clint Easwood, Woody Allen y nuestro compatriota Juan Antonio Bayona. Con ese físico espectacular que luce no nos extraña que su lista de amantes sea prolija, con estrellas como Julia Roberts, Brooker Shields, Barbra Streisand y Sinéad O´Connor, entre otras. Claro que con ellas sólo vivió romances de corto recorrido.
La primera mujer que conquistó fue en 1980 cuando rodaban la película Excalibur: Helen Mirren, esa espléndida actriz que sigue siendo recordada por haber interpretado el personaje de Isabel II, para el que se caracterizó con sorprendente parecido. La convivencia con Helen duró cuatro años.
Viviendo e n Nueva York, Liam Neeson fue contratado para representar en teatro la comedia Anna Christie. Allí se enamoró de su compañera, Natasha Richardson, descendiente de una familia de raigambre artística, hija del director Tony Richardson y de la extraordinaria actriz Vanessa Redgrave. Ella estaba entonces casada con el productor Robert Fox, mas quedó fascinada por Liam. Trabajaron juntos en la película Neil y en la miniserie televisiva Ellis Island. El 3 de julio de 1994 contrajeron matrimonio. Luego vendría la descendencia, dos hijos, Micheal y Daniel.
Nada hacía presagiar un desgraciado accidente que acabaría con la vida de Natasha. Aprovechando que Liam tenía un rodaje en Toronto, ella convino con él que se iría unos días de vacaciones a una estación de esquí cercana a Montreal. Y allí le sobrevino la muerte en una desafortunada caída en la nieve. Se dio la circunstancia de que Natasha pudo comunicarse con Liam poco antes de que cerrase los ojos para siempre. Parecía que el accidente no era importante y que la rubia actriz saldría adelante. Y así se lo comentó a su marido por teléfono. No debía Liam preocuparse, por tanto. Sin embargo, a poco de mantener esa conversación, la última que tendría el matrimonio, ella perdió el conocimiento, fue llevada al hospital de Montreal, donde ya no lo recuperó. Los médicos determinaron su muerte cerebral. Un duro golpe para el actor irlandés y sus dos hijos. Desde entonces, la vida para ellos dio un giro imprevisto: Liam se dio a la bebida y al trabajo sin desmayo, entre película y película. Y Michael, el primogénito, se refugió en las drogas. Tardaron un tiempo en superar esos consumos.
En cada rodaje, Liam no cesaba de recordar a Natasha, tal era el amor que le hacía echarla de menos continuamente. Pensó que si conocía a otra mujer podría superar su depresión, liándose con una tal Freyn St. Johston, pero aquello duró unos meses. En 2012 Liam Neeson continuaba siendo víctima de la soledad. Y así ha continuado su vida, pensando únicamente en rodar más películas, ahora junto a su hijo, para así alejar de su mente los recuerdos perennes de la mujer que más quiso en la vida, y que el destino le arrebató hace doce años, una fecha que no ha podido olvidar, el 18 de marzo de 2009.