La exclusiva protagonizada por Santiago Pedraz junto a Esther Doña, la viuda del marqués de Griñón, ha despertado asombro en su lugar de trabajo, la Audiencia Nacional. La pareja protagoniza un llamativo reportaje en el que presumen de noviazgo y reconocen lo enamorados que están, un movimiento que ha resultado muy llamativo para compañeros del juez.
Según ha podido saber LD, personal de la Audiencia y magistrados se mueven entre el humor —"todos conocemos a Santi"— y la "perplejidad" por que "un magistrado instructor se dedique a hacer portadas en ¡Hola!". El Mundo recoge este jueves otras reacciones también de su entorno profesional que están entre el asombro, las bromas y también la preocupación por la imagen frívola que se está dando de los jueces.
El juez Santiago Pedraz no sólo posó este miércoles en la revista ocupando la inmensa mayoría de su portada junto a su novia, sino que también participó en la entrevista con frases como esta: "Estoy aquí, al lado de Esther, porque estoy enamorado y no quiero esconderme. Cuando uno ama, quiere gritarlo a los cuatro vientos".
Esther Doña también habla del amor por el juez y comenta lo bien que se lleva con el entorno del magistrado: "Todos tenían muchas ganas de ver a Santi enamorado, contento…" Incluso dice que el difunto Carlos Falcó comentó tras una reunión con amigos: "El día que yo no esté, ¡Santiago es el hombre que me gustaría para Esther!".
Tras la portada de ¡Hola!, la pareja sigue grabándose para Instagram para demostrar lo bien que se lo pasan juntos. Esther subió un vídeo promocionando un aceite -que no es el del fallecido marqués de Griñón- mientras disfrutaban en un restaurante de Madrid.
La portada en ¡Hola! ha coincidido con un varapalo profesional para Pedraz: este miércoles la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional decidió reabrir la causa contra Brahim Ghali porque Pedraz no era "competente" para archivarla. El magistrado decidió este verano, tras tomar declaración al argelino por videoconferencia desde el hospital donde ingresó por covid en España, primero dejarlo en libertad sin medidas cautelares y luego cerrar la causa que le investigaba por delitos de genocidio.