"Carlota hunde Sálvame". Es el hashtag que, para dolor de Carlota Corredera, está corriendo como la pólvora en Twitter durante las últimas horas tras la última arremetida de la presentadora contra su propia audiencia.
El brutal descenso de audiencia de Sálvame en agosto, así como la confesada bajada de popularidad de Carlota desde que desvelase sus polémicas opiniones contra el patriarcado en el docudrama de Rocío Carrasco no han sido suficientes para Corredera, que eso sí, se manifestó esta semana "desgastada" en lo profesional y personal tras su labor en los últimos meses.
Una confesión que no lleva incluida nada de autocrítica, a tenor del nuevo discurso con el que Corredera pasó al ataque el miércoles, y en el que la culta de todo, de nuevo la tienen los demás. "Es muy difícil asumir la maldad, pero la maldad existe y está entre nosotros. Sálvame no es una isla en la sociedad", lamentó.
Bravisima Carlota diciendo que en ‘Sálvame’ hay gente machista. Todos sabemos a quienes se refiere #yoveosalvame #APOYOROCIO1S pic.twitter.com/aIU215dFBn
— GOSSIP BOY (@JuanjoCotilla) September 1, 2021
Corredera empezó de nuevo a darle vueltas al machismo como único motivador de las críticas. "En este programa hay gente que es machista porque hay gente que nos está viendo que también es machista", dijo, dirigiéndose a su audiencia.
Autoerigida como nuevo estandarte de la defensa de las mujeres, pero ajena a todas las críticas que subrayan su autoritarismo en plató, la feminista Carlota Corredera aseguró que su "fragilidad y bajón no significan en absoluto que yo vaya a ceder ni un centímetro en mi compromiso con las mujeres, con el feminismo, con la igualdad y con las víctimas de la violencia de género".
Y es que, heroica, manifestó que "lo único que me avergüenza de haber llorado ayer es que toda la presión que yo puedo tener no es nada absolutamente comparado con lo que significa ser una mujer maltratada en este país".
Mientras tanto, el hashtag de #CarlotaHundeSálvame sigue su camino en redes sociales, así como la bajada de audiencia del espacio, manifestando la disconformidad de los espectadores con el tono que Corredera ha imprimido a un espacio hasta ese momento dedicado a la crónica social y el cotilleo.