Mariló Montero ha dado un paso más en un su batalla judicial contra los paparazzis Diego Arrabal y Gustavo González, que en la Semana Santa de 2015 la fotografiaron en topless durante unas vacaciones en Bora Bora, en compañía de una amiga y dentro de su bungalow privado.
Según desvela Vanitatis, la Audiencia Provincial de Barcelona considera que los hechos son constitutivos de un presunto delito de revelación de secretos porque los fotógrafos vulneraron el derecho a la intimidad de la periodista y, además, tomaron imágenes sin "justificación, porque la información contenida en ellas es absolutamente irrelevante para la comunidad y solo sirve para conocer aspectos privados de la vida humana", según consta en la resolución a la que el medio tuvo acceso.
Las imágenes —pertenecientes a la agencia Diegus S.L. propiedad de Arrabal y González— nunca llegaron a ver la luz aunque sí circularon por varias redacciones. Mariló confiesa que se sintió "violada" cuando se enteró de que sus fotos fueron circulando entre compañeros de profesión: "A mí me hicieron llamadas de las direcciones de las revistas y me dijeron que no las iban a publicar porque no se podían comprar. Sabían que eran ilegales, porque estaba dentro de mi bungalow. ¿Te imaginas que te hacen una fotografía desnudo en tu habitación y está en todas las redacciones? Es asqueroso, es humillante, una violación en toda regla".
Montero, que tiene una excelente relación con la prensa del corazón, denuncia que su caso fue demasiado lejos, ya que entonces se encontraba en un bungalow con playas privadas y cerradas al público que no está ahí hospedado. "¿Se puede ser más perverso que meterte en ese bungalow y a escondidas desde una ventana hacer esas fotos? 24 horas al día todos los días que estuve allí. ¡Hay que estar enfermo!. Y ojo, ¿cómo se enteran de que yo me voy a Bora Bora? Porque esto es importante", se lamenta.