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Pilar Bardem: su marido le hizo pasar un calvario

La actriz falleció en la clínica Ruber de Madrid el pasado sábado a causa de crisis respiratoria que empezó a afectarla hace varios días.

La actriz falleció en la clínica Ruber de Madrid el pasado sábado a causa de crisis respiratoria que empezó a afectarla hace varios días.
La vida empieza hoy | Fotograma

Pilar Bardem nos ha dejado a la edad de ochenta y dos años, cumplidos el pasado mes de marzo. Nacida en Sevilla, aunque nunca tuvo acento andaluz. Descendiente de una familia de grandes actores. Sus padres estaban de gira y vivieron una temporada en la capital hispalense, ocupando una modesta pensión. Pocos años antes había nacido una niña que murió a los ocho años. Y Matilde Muñoz Sampedro, cuando dio a luz nuevamente bautizó al bebé con ese mismo nombre. Pilar Bardem ha sido una actriz excelente, que lo mismo destacaba en la comedia que en el drama. Su vida tuvo más de esto último por un matrimonio desgraciado, del que tuvo tres hijos: Carlos, actor y escritor; Mónica y Javier, el más relevante del clan por sus éxitos en Hollywood, donde consiguió un Oscar.

Antes de dedicarse al teatro, como estaba predestinada por sus ancestros, Pilar fue maniquí, que es como se denominaba a las luego conocidas como modelos. Tenía un cuerpo escultural. Un bellezón. En 1960 aceptó cantar en un pequeño club en la línea existencialista de Juliette Greco: toda vestida de negro. La acompañaba únicamente un piano y una batería. Fue una faceta suya, con una voz grave y un estilo afrancesado que gustaba mucho a la clientela del local, por donde pasaban gentes del cine y de la cultura. El novio que tenía entonces Pilar iba todas las noches, se bebía varias consumiciones que luego pagaba ella, porque el caballero nunca disponía de parné. Era un caradura. Y Pilar Bardem después de actuar ya no "veía un duro".

Quería Pilar una cosa, como una obsesión: casarse y tener hijos. Su prometido se llamaba José Carlos Encinas Doussinague y aseguraba descender del mismísimo Ricardo Corazón de León. Su padre era ganadero salmantino de reses bravas. Era rico pero un día se jugó la ganadería y cuanto dinero poseía. Perdió. Se fue a Sudamérica y se pegó un tiro. Mortal.

La ruina familiar como es lógico afectó mucho a la madre de José Carlos, que se colocó de gobernante en el hotel Palace. ¡Lo que lloró aquella señora tras haber vivido como una reina! La boda de su hijo con Pilar Bardem tuvo lugar en octubre de 1961. Conservaría pocas fotografías del enlace. Para entonces, como si fuera el argumento de un culebrón, ella no estaba enamorada de su marido. Confesaría quererlo, pero no amarlo. Con todo ya quedó dicho que fueron padres de tres hijos.

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Pilar Bardem con sus hijos Mónica y Javier

Tenía Pilar veintidós años y pronto se dio cuenta del error cometido con casarse. Nunca antes había estado con un hombre en la intimidad. La suegra les prestó algún dinero para el viaje de novios. Jamás Carlos, su esposo le daba explicaciones de lo que ganaba, dónde y cómo. El piso en el que empezaron a vivir de alquiler no pudieron pagarlo y los desahuciaron. La madre de Pilar estuvo al quite, dándoles algunos billetes. Tuvieron que irse a casa de la suegra. No sería el primer desahucio: luego vino el segundo.

Pilar se puso a trabajar de vendedora en una tienda de Loewe. Su marido la maltrataba, cuando llevaban tres años de casados. Carlos duraba poco en sus empleos. Se fueron a vivir a Las Palmas. Tuvo un niño, que nació muerto. Lo iban a bautizar como Javier. Luego sí, nació el que iba a ser futuro galán de Hollywood, al que llamarían Javier. Un caso parecido, recordarán, al de la propia Pilar Bardem. Y que asimismo, como su hermano muerto, tuvo problemas al venir al mundo. Estuvo cuarenta días en una incubadora.

Pasados unos años, cuando ya Pilar Bardem trabajaba con asiduidad en el cine y el teatro vino su demanda de separación matrimonial. Tiempos donde todavía la mujer dependía del marido. Y Carlos se agarró a esa situación legal. La denunció, con el argumento que ejercía "una profesión indigna". La de actriz, claro. Transcurría el año 1973. Tras un proceso vejatorio consiguió la separación eclesial. Pero antes, él fue en su búsqueda y llamándola desde la puerta de la vivienda donde Pilar vivía con los niños, la amenazó con una pistola. Disparó varios tiros. Ella llamó a la policía. Aquella puerta quedó hecha astillas. Por fin llegaron varios agentes. Y Carlos se salió con la suya diciendo que tenía todo el derecho del mundo a llevarse sus hijos. Lo hizo, a casa de su madre. Carlos, después, fue declarado en rebeldía al no acudir al tribunal eclesiástico. Vivía por entonces en Bagdad, a donde regresó. Dejamos ahí la historia con su marido, que seguiría haciéndole la vida imposible, con amenazas de todo tipo. Era un tipo grandullón, que medía un metro noventa y dos y pesaba ciento veinte kilos.

Hacía tiempo que Pilar no tenía relaciones con ningún varón. Y entonces apareció en su vida el gran actor Agustín González, con quien grababa una serie de Adolfo Marsillach, "Fue el amor de mi vida", confesó Pilar. Él, por entonces, convivía con la actriz María Luisa Ponte. Después de muchos desencuentros, las dos mujeres de Agustín terminaron siendo muy amigas.

Después de Agustín, Pilar se ilusionó con un tal Manuel, a quien conoció en Bilbao. Durante unos meses se encamaron en distintos hoteles y pensiones, allí donde ella iba de gira teatral. Pero fue un romance que acabó sin más historia. Tuvo Pilar los momentos habituales en su profesión: temporadas de trabajo y otras esperando que sonara el teléfono. Sufrió una depresión. En casa faltaba el dinero para ir tirando y sus hijos la ayudaban cuanto podían. Rellenaba crucigramas y se bebía ¡una botella de whisky cada día! Fue a un psiquiatra. Eran los últimos años 80. Presumía de no haber besado a nadie en el cine, ni siquiera cuando hacía de puta en alguna película de los Ozores. Tuvo que aceptar un papel horroroso y besar al protagonista, que era también el director. La cinta era espantosa pero los besos fueron muy agradables, según contó.

No es nuestro objetivo enumerar los títulos más sobresalientes de teatro y cine en donde Pilar Bardem dejó impronta de su talento. Pero citaremos uno, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, quizás la mejor de su filmografía. Ganó un Goya. En la misma gala que su hijo Javier obtuvo otro por Boca a boca. A todo esto su exmarido mantenía contacto telefónico con ella y sus hijos. Hubo esporádicas reuniones familiares con él. "Me resultaba insoportable su presencia". Ella se había sacrificado por sus hijos; él, no. Padecía una leucemia muy avanzada. "Le perdoné todo el daño que me había hecho. Acabé el año 1995 como viuda".

A la llegada del nuevo siglo Pilar sufrió una operación de cáncer de pulmón. Se excedía con el tabaco. Se repuso. Siempre estaba ilusionada por trabajar. Tenía una enorme vitalidad. Fue el símbolo de una mujer luchadora e independiente, y una soberbia actriz.

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