El pasado miércoles, Rocío Carrasco salía de las instalaciones de Telecinco tras haberse enfrentado a su primer programa como colaboradora de Sálvame mientras su hija, Rocío Flores, llegaba en ese momento para colaborar, como cada semana, en Supervivientes. Tierra de nadie. A punto estuvo de producirse ese encuentro entre madre e hija del que tanto se ha hablado en los últimos días pero, consciente de que sería un mal trago difícil de digerir, Agustín Etienne, representante de la joven, lo evitó a tiempo.
Sobre este incómodo momento se pronunció la hija de Rociíto y Antonio David Flores un día después en El programa de Ana Rosa, aunque sin entrar en detalles para no volver a pasar por otro mal trago. "Bastante mal lo he pasado y lo sigo pasando. No me quiero ver en la tesitura de, cada vez que salen declaraciones, tener que estar contestando. He respetado siempre lo que ha dicho cada persona y que cada uno haga con su vida lo que quiera. Me he mantenido al margen durante todo este tiempo y ahora quiero pensar en mi paz mental y en mi tranquilidad", dijo incómoda y al borde del llanto.
Sin embargo, confirmó tajante que "el encuentro no se va a producir". "Yo no he pedido no coincidir con ella a ninguna productora ni a la cadena", añadió. Alessandro Lequio le preguntó cuál sería su reacción si se cruzara con Fidel Albiac, algo a lo que Rocío no quiere contestar públicamente. "Os entiendo, pero para mí esto no es un juego. Estas cosas me duelen y bastantes cosas he llevado como para, otra vez, volver a lo mismo".
Rocío Flores sigue insistiendo en que la reunión entre madre e hija no depende de ella, pero la voluntad de Rociíto es nula, como ya contó en su docuserie. La hija de Rocío Jurado ya confesó que no reconoce a su hija en televisión y que dejó de hacerlo aquel 27 de septiembre de 2012, cuando recibió la agresión: "Mi hija y mi madre no se parecen en nada. Otro gallo hubiera cantado de ser así. Ya no veo los ojos de mi padre cuando la miro. Eso era cuando era pequeña. Ya no la reconozco", comentó sobre sus sensaciones al verla en televisión. "Su popularidad ni la llevé ni la dejé de llevar, al final es para lo que la ha educado y para desempeñar ese papel. Por eso digo que es muy cruel, porque él se victimiza delante de su hija y la da la responsabilidad de tener que defenderlo. Pero no solo en televisión, en la vida en general (...) Va de niña buena y desamparada cuando no es la realidad".