Durante la celebración del Festival de Cannes, cuya apertura está prevista para el 6 de julio, la actriz norteamericana Jodie Foster recibirá la Palma de Oro, como homenaje a su larga trayectoria en el cine. Una estrella que de recordarla por un sólo título de su amplia y brillante filmografía podríamos elegir El silencio de los corderos. Siempre procuró llevar su vida íntima lo más secreta posible. Aún no se ha acreditado del todo quién es el padre de sus dos hijos. De lo que no hay duda es que comparte su vida desde hace ocho años con una fotógrafa, con la que se casó tras un breve noviazgo en 2014.
Jodie Foster está considerada como una de las mejores actrices de su generación. Nacida hace cincuenta y ocho años en Los Ángeles en el seno de una familia deshecha. No había nacido la futura estrella cuando sus progenitores de separaron. Con su padre fuera del hogar, Jodie tuvo escaso trato. Fue su madre quien la impulsó a dedicarse al mundo del espectáculo. Con tres años ya anunciaba la marca Coppertone. A los seis, debutó en el cine. Ya nada podría detenerla en su futuro artístico.
Su nombre compuesto es Alicia Christina Foster. Fueron sus tres hermanos quienes comenzaron a llamarla Jodie. Así es que, conforme la adolescente iba escalando posiciones en Hollywood, pensó que ese sobrenombre familiar podía servirle en los repartos. Breve de estatura (sólo un metro y sesenta centímetros) interpretó en sus primeros trabajos cinematográficos papeles de jovencita metida en líos. Y el que le sirvió como catapulta internacional en 1976 fue aquel de Iris, una prostituta menor de edad que compartía cartelera con un Robert de Niro en estado de gracia. Como no vamos a detenernos en su biografía artística, concedámosle unas líneas con los títulos de sus más relevantes películas: Acusados (1988) y El silencio de los corderos (1991), cuyas interpretaciones le proporcionaron dos Óscar. En esta condensada filmografía hemos de citar también el musical llevado al cine Bugsy Malone, Maverick, Ana y el Rey… Jodie luchó por obtener el papel de Clarice Starling en El silencio de los corderos, cuyo estreno se produjo hace tres decenios. Veintinueve años tenía entonces Jodie Foster. Al final se salió con la suya pues en principio ese personaje iba a interpretarlo Michelle Pfeiffer. Durante el rodaje Jodie no cruzó palabra alguna, fuera del guión, con Anthony Hopkins, el Hannibal Lecter de la historia. Imaginamos que para establecer un clima de tensión teniendo en cuenta el repulsivo trabajo del actor británico convertido en caníbal.
Si Jodie Foster ha demostrado su talento en la pantalla es fruto de su empeño en triunfar. Y en cultivarse también. Porque en 1985 se graduó con elevada nota en la Universidad de Yale, donde cursó estudios de Literatura. Su frenética actividad artística supo compaginarla con experiencias sentimentales, que siempre, como decíamos al principio, supo mantener alejada de chismorreos. Pero tarde o temprano tendría que saberse a comienzos de los años 90. Se había enamorado de una productora cinematográfica, Cydney Bernard, con quien convivió más de un decenio. Jodie fue madre de dos hijos, Kid y Charles. Cuando se conocieron esos alumbramientos, los sabuesos informadores de Hollywood trataron de saber quién era el padre de aquellas criaturas. Aún a día de hoy hay serias dudas sobre su identidad, porque Jodie nunca ha querido desvelarla. Por un lado se especuló que podría ser un productor de cine muy amigo de Jodie, Randy Stone. Mas resulta que era homosexual. Muerto en 2007, se hace aún más difícil verificar si fue él quien a petición de Jodie, se convirtió en padre biológico de ambos niños. Tal vez esa pista ya se haya desestimado, pero hay otra que también tiene su misterio, al señalarse que quien de verdad se acostó con Jodie para que la actriz alcanzara su ansiada maternidad fue el conocido galán James Woods. Se conocieron en 1997 rodando la película Contacto, de 1997. Fue la revista norteamericana "Star" quien reveló ese secreto, significando que los retoños de Jodie Foster se parecen mucho al mencionado James Woods.
Es posible que Jodie Foster tuviera amores con algunos colegas, como Mel Gibson, su compañero en Maverick. Pero sea o no bisexual, ya la prensa norteamericana dedicada a la vida sentimental de las gentes de la farándula, habían descbierto que a la actriz le gustaban las mujeres. Una vez rota su larga relación con la antes citada productora Cydney Bernard conoció en un foro tecnológico a la fotógrafa Alexandra Hedison. Simpatizaron nada más verse. Y tras un breve periodo amistoso, una vez que esta última disolvió su situación con otra dama, se casaron en la primavera de 2014. Las crónicas de entonces señalaron que la boda de esta pareja constituyó una novedad en Hollywood, donde estaba mal visto desde hacía muchos años los matrimonios de dos personas del mismo sexo. El puritanismo norteamericano como contraste de una sociedad libre.
A Jodie Foster le ocurrió un incidente desagradable que no tuvo más remedio que denunciar ante la policía. Fue entre 1980 y 1981, cuando estudiaba en Yale. Comenzó a recibir anónimos de un tipo que decía ser un admirador enamorado de la actriz. La persiguió a diario. Jodie hubo de mudarse de residencia. Y aun así aquel desquiciado, de nombre John W. Hinckley, continuó su obsesiva conducta. Pasó un tiempo y Jodie Foster, como millones de norteamericanos, contempló en las televisiones en el atardecer del 30 de marzo de 1981 el atentado sufrido por el Presidente Ronald Reagan y varios de sus escoltas. Afortunadamente el mandatario y su comitiva pudieron contarlo. Quien tuvo menos suerte fue el secretario de prensa del Presidente, James Brady, quien incapacitado por las heridas sufridas, falleció treinta y tres años después. La policía detuvo al causante del atentado. Resultó ser John V. Hinckley, quien no vaciló en declarar que había cometido aquel atentado porque quería impresionar a Jodie Foster. Las autoridades se apresuraron a a proteger la vida de Jodie Foster con varios guardaespaldas. Aquello ya es historia pero Jodie Foster no ha conseguido borrar del todo de su mente aquel suceso.