
La crónica rosa de Es la mañana de Federico ha tratado el crimen de los marqueses de Cirella, que ha sacudido a la sociedad madrileña. Isabel González, Carlos Pérez Gimeno y Paloma Barrientos abordaron en esRadio todos los detalles de un suceso que ha recordado a un precedente muy conocido, el de la muerte de los marqueses de Urquijo.
Tal y como apuntó la periodista Paloma Barrientos sobre el posible móvil del crimen, "lo importante de la historia aparte del dinero es que ella había rehecho su vida. Es triste también por los hijos, ya mayores, 30, 32 y 33, independientes, pero que tenían la casa de Somosaguas como centro de operaciones", dijo en relación al lugar del crimen, una propiedad de "cinco mil metros cuadrados y la casa de mil".
Ambos se conocieron en el aire, puesto que el marqués era piloto de Iberia prejubilado y ella ejerció de azafata. "Se conocieron por la profesión y ella dejó de trabajar".
No obstante, ahora "la relación era absolutamente nefasta, no estaban separados, tenían que liquidar gananciales y una de las cosas era la casa de Somosoaguas, que vale de un millón hacia arriba". Ella viajó de Londres a Madrid por segunda vez para resolver ese reparto.
"Qué debió pasar que se escucharon los gritos y las discusiones en la urbanización, y luego los disparos. Fue la seguridad de la finca quien los descubrió porque una de las hijas sabía que venia su madre y sabía de las malas relaciones entre ellos. La hija empezó a llamar a ambos, como no contestaban, llamó a seguridad y los encontraron muertos".