El paparazzi Diego Arrabal decidió hace unos días abandonar Viva la vida para dedicarse a nuevos asuntos profesionales. Una salida que se produce en un punto crítico en Telecinco, acaparada por el éxito del docudrama de Rocío Carrasco y la voluntad de su presentadora, Carlota Corredera, de acallar cualquier voz disidente con el punto de vista vertido en un programa que ha contado con el beneplácito de la ministra Irene Montero.
Corredera, siguiendo la estela de Jorge Javier, ya ha tenido sus más y sus menos con varios colaboradores de Sálvame, el último de ellos Antonio Montero. Arrabal habla en La Vanguardia sin tapujos de ello.
A Diego Arrabal, en 20 años de profesión, "jamás me han dicho lo que tenía que decir. No me entraría en la cabeza que nadie me impusiera nada". Y tras haber recibido amenazas por sus opiniones disidentes sobre la serie de Rocío Carrasco, "que no deja de ser un programa de televisión", pide "tener los pies en el suelo".
"Hay un público que no escucha, o no ve. No debemos analizar las cosas sesgadas, eso no es la realidad, hay que analizarlas al completo. Ahora se ha puesto de moda etiquetarte de machista…", dice Arrabal.
Tras alabar el programa como puro producto televisivo, Arrabal comenta que "no está de acuerdo" con una serie de cosas. Tras compararlo con lo que hizo Kiko Rivera en La herencia envenenada, Arrabal se pregunta: "¿Crees que cuando esta mujer haga balance le saldrá positivo? Si lo hace así, me dará mucha más pena Rocío Carrasco".
Para Arrabal lo fundamental es la cuestión de los hijos. "Carrasco quería denunciar los presuntos maltratos de Antonio David y lo que le hizo la hija, pero a mí me parece una barbaridad. Respeto que cada uno diga lo que quiera, lo que no tengo tan claro es que sepamos las consecuencias de todo esto".
Arrabal, además, suelta la bomba contra el programa estrella de Telecinco. Preguntado si se ha impuesto un discurso único sobre Rocío en Telecinco, contesta: "No puedo decir la cadena porque te mentiría. Ahora bien, lo que sí que hay que decir de manera muy clara y en voz alta es que en Sálvame no se puede decir lo que uno quiere. ¡Desgraciadamente lo estamos viendo! Con toda la humildad del mundo, creo que se están equivocando". Y para muestra, un botón: "A mí nunca me han prohibido lo que quería decir. ¿Dónde estoy ahora? ¿A que no estoy en Sálvame?".
A Carlota Corredera le da, por último, un consejo: "Creo que se está tomando este tema de manera muy personal y en televisión lo que hoy es blanco mañana es negro". Y augura que "segurísimo" que le va a pasar factura profesional. Y es que "esa manera tan vehemente y dictadora de gestionar un plató no me gusta nada".
La actitud de Corredera y la cadena, en suma, "está imponiendo una voz que lo que provoca es que cada vez la gente se crea menos el testimonio de Carrasco. El público se creía más a Rocío en los primeros capítulos que ahora. Eso sí, quien se la cree lo hace de manera increíble, con un rencor y odio hacia otros".