Desde la azotea más alta de Mediaset, Carlota Corredera comenzó la emisión del último Rocío. Contar la verdad para seguir viva, para trazar paralelismos con la protagonista de la docuserie, "aislada en un lugar peligroso".
Desde las alturas y con una sonrisa de satisfacción, Corredera, vestida como en la primera entrega de blanco, volvió a arremeter contra los "negacionistas" de un documental creado —dijo— "con la única intención de ayudar a una mujer".
La presentadora de Sálvame aseguró que ellos sí han hecho "enmienda de sus errores" y dividió a esos negacionistas en dos: "Los que opinan sin ver la serie y los que de la noche a la mañana han decidido no hablar del tema".
Una nada velada referencia a la guerra de productoras de Telecinco y a Ana Rosa Quintana, que decidió hace unas semanas obviar en su programa matutino, retransmitido en la misma cadena, la sucesión de escándalos de una serie documental que ha vulnerado repetidamente la presunción de inocencia de Antonio David Flores y Rocío Flores, una decisión que sin duda ha debido escocer al entorno del documental.
Corredera rescató en la tertulia, además de los habituales Ana Bernal Triviño, Kiko Hernández o Paloma García Pelayo, a la tertuliana separatista Pilar Rahola, ya fuera de La Vanguardia.
La periodista aseguró llevar "muchos años en la lucha por los derechos de la mujer", y dijo haber "llorado con el primer capítulo. Me ha impresionado el empoderamiento para la mujer de toda la docuserie. Nos llamaban machorras, radicales, fanáticas, y teníamos que lidiar con los que se burlaban del patriarcado y del dominio". "Se están haciendo bromas"; insistió entonces Corredera.
Rahola se extendería más tarde señalando que "hay muchas culpas compartidas: el periodismo ha fallado estrepitosamente, no habéis hecho el trabajo", dijo a sus compañeros, haciendo extensiva su crítica a "los jueces" y a "la sociedad".