Llevamos un año maldito en el que, entre otras dificultades, se celebran muy pocas bodas con respecto a la media de épocas pasadas. Chenoa ha vuelto a retrasar la suya, "sine die". ¿Cuáles son las razones del por qué esos aplazamientos? La principal: que ante posibles contagios queda limitadísimo el número de asistentes a una ceremonia nupcial, en las iglesias o en los juzgados donde ya, de por sí mismo, los salones son de dimensiones reducidas. No digamos la segunda parte, la celebración del "lunch" en muy restringidos locales hosteleros. No nos extrañaría que por befas o por nefas, algunas parejas den marcha atrás a sus esponsales, bien yéndose a vivir juntos, o tarifando.
Chenoa conoció en 2019 al prestigioso urólogo Miguel Sánchez Encinas. Tras unos meses de feliz convivencia quisieron dar el paso al matrimonio, mas cuando el coronavirus hizo presencia en la pasada primavera, decidieron esperar. Y hasta hoy. Una pena pues la cantante está muy ilusionada con su novio, habida cuenta de sus muchos fracasos amorosos, que detallaremos. Antes hagamos un breve relato biográfico.
Se tiene a Chenoa como mallorquina, cuando nació en Mar del Plata, Argentina, el 25 de junio de 1975. Tiene, pues, cuarenta y cinco años. Y la doble nacionalidad. Sus padres vivieron un tiempo en Buenos Aires. El progenitor, José Carlos Corradini, argentino; la madre, española de Mallorca, Patricia Falomir. Aquél no tenía oficio conocido, era un bohemio que se enamoró de nuestra compatriota, de padre músico, a la edad de dieciocho años: "No sabía nada de la vida". Era la época en la que malvivía como un "hippy". Chenoa tenía un año y su hermano Sebastián, dos, cuando los Corradini se separaron. El padre se lió luego con dos mujeres, con quienes tuvo otros cuatro o cinco retoños en su desordenada existencia. La madre trajo a su prole a España unos años más tarde, instalándose en la capital palmesana donde Chenoa, cuyo doble nombre es el de María Laura, que le impusieron porque en esa época eran muy populares Las Trillizas, que formaban parte del coro de Julio Iglesias, una de las cuáles se llamaba así. Ya desde niña Chenoa llamó la atención por su afición musical: imitaba a Nikka Costa y daba pasos de ballet continuamente. Lo de Chenoa es sobrenombre que proviene de una tribu nativa americana, que significa "paloma blanca".
Toda vez que Patricia Falomir se hubo separado de su marido, se emparejó con Juan Antonio (Tati) Marino, que ejercería de padre adoptivo de los dos hijos de aquella. Chenoa apenas tenía recuerdos de su padre biológico. Uno, cuando con ocho años se despidió de él para venirse con su madre a España. Y la segunda y última en un aeropuerto, teniendo dieciseis años, reencuentro fugaz que apenas la marcó emocionalmente. Siempre ha dicho que quien hizo de verdadero padre al final de su niñez y adolescencia fue Tati, quien siguió ocupándose de su educación, con cariño, cuando Chenoa decidió emular a su madre, cantando a los quince años con el grupo Quo Vadis, y la banda Koan Fussion, radicados en Mallorca. De ser una intérprete desconocida en la península pasaría a engrosar el cupo de triunfadores de Operación Triunfo, en su primera edición de 2001.
El eco del éxito de Chenoa en el celebrado concurso de noveles llegó a oídos de José Carlos Corradini, un vivales, que ha querido desde entonces aprovecharse de su hija, con sus constantes demandas para que le proporcione dinero. "Soy un rata, un hombre sin recursos", se defiende. Su jubilación apenas le da para comer: setenta euros al mes. Sus otros hijos alegan que con sus sueldos les es imposible ayudarlo. Pero el tipo no ceja cada cierto tiempo en propalar la situación en que vive, miserable, para ver si Chenoa se enternece y le pasa una pensión. "Me robaron los dos hijos que tuve con su madre, quien me abandonó dejándome solo en Argentina", cuenta a quien quiera escucharlo, sin sentirse jamás culpable de sus desdichas y culpas. El caso de Chenoa me recuerda el de Carlos Cano, cuyo padre, alcoholizado y vago dejó el hogar familiar cuando el futuro cantante era un niño de corta edad. Ya siendo éste un intérprete popular quiso recurrir a él para que lo ayudara económicamente. Y el granadino no le hizo maldito caso recordando las penurias de su madre para sacarlo adelante.
Muy enamoradiza, Chenoa tuvo a los catorce años sus primeros romances juveniles junto a un amiguito llamado José. Con diecisiete de quien se enamoró fue de un chico de su pandilla llamado Juan, pero terminó dejándolo porque era violento, muy agresivo con ella. Convertida en una adorable jovencita, en los tiempos que era vocalista de un grupo, se prendó el año 2000 del saxofonista de su banda, el cubano Luís Depreste, quince años mayor, al que dejó alegando que era muy posesivo. Moriría cinco años después.
El gran amor de nuestra protagonista no fue otro que David Bisbal, como es harto sabido. Se conocieron en 2001, al coincidir en las semanas previas al arranque de Operación Triunfo. En aquella academia los arrumacos de la pareja no pasaron desapercibidos para sus compañeros, y prosiguieron ya con el concurso en progresión. Terminaron en 2004 por decisión de "Ricitos de Oro", lo que llevó a Chenoa a un estado emocional que no disimulaba, llorando ante los reporteros y sintiéndose muy desgraciada. Golpe bajo del seductor almeriense del que más tarde ella se repuso conviviendo a partir de 2005 con el actor guaperas Alex González. Lo que ella contaba es que rompieron por algo puramente banal: el galancete se cabreaba mucho cuando ambos salían a pasear seguidos por los reporteros que hacían guardia ante su piso del barrio de Malasaña. Y como a Chenoa eso no le importaba, dejó de estar con él. Imagino que tendrían otras dificultades. Hacían buena pareja y las revistas del corazón los tenían fijos en sus páginas. Cuando la cantante se fué, y Alex emprendiera sucesivos romances, en aquel 2006 Chenoa se prendó de quien era responsable de sus giras musicales, David Escudero.
Los siguientes pasos amorosos los compartió con su colega David De María, aunque por un breve tiempo, sin importarles besarse apasionadamente en público, en el centro de un escenario. Apareció por entonces también un joven piloto de aviación, que le hizo tilín. Era 2010 y su nuevo compañero era el productor teatral Alaín Cornejo. Un año les duró la fiebre sentimental. Porque el empresario Curi Gallardo fue su siguiente amor.
Por lo general, Chenoa se emparejaba con chicos jóvenes, salvo alguna excepción, como la del cuarentón Javier Arpa, músico que la acompañaba en su grupo. La relación entre ambos fue intermitente, con despedidas y reconciliaciones, que duraron entre 2014 y 2019. Entre medias, en 2017, apareció el libro "Defectos perfectos", autobiografía de la cantante, donde hacía un recorrido sobre su vida artística y personal. Y ya en 2019 año, probablemente cansada de tantos vaivenes amorosos, apareció en su vida el ya mentado urólogo, doctor Sánchez Encinas, del hospital Rey Juan Carlos, de Madrid. Ese novio con el que todavía no ha podido casarse.
Hasta que llegue ese ansiado día, Chenoa, no ha estado del todo ociosa. El comienzo del confinamiento lo ocupó componiendo las canciones de su próximo disco, y en preparar una gira este año hasta donde le sea posible, con el título "Dream Fest 360". Su voz con tesitura de mezzosoprano es de las más relevantes de su generación en España. Además, tiene su encanto personal, gracia y espontaneidad como presentadora en las últimas semanas en el espacio de TV.E "Dos parejas y un destino", junto a Jesulín de Ubrique, con quien se lleva estupendamente, Perico Delgado y la un tanto "friky" Terremoto de Alcorcón. Divertido programa, que rompe un poco lo de sota, caballo y rey de otros concursos repetitivos.