La vida de Amaia Salamanca transcurre de color de rosa, como cantaba Edith Piaf. Cumple treinta y cinco años este domingo, 28 de marzo, y ha logrado con su belleza y dotes interpretativas situarse entre las más activas actrices de su generación. En el amor vivió distintas experiencias, que no acabaron bien. Mas la suerte le sonrió al conocer en una fiesta ibicenca a quien es su compañero desde hace ocho años, Rosauro Vauro, con quien ha sido madre de tres hijos.
Uno de sus primeros amores fue el futbolista del Real Madrid Álvaro Benito, también cantante del grupo Pignoise. Les unió la pasión y la misma afición musical. Eso ocurría en 2006. Se fueron a vivir al chalé de él hasta que en el otoño de 2008 se dijeron adiós. Una mujer tan guapa como Amaia, reforzada por su popularidad en varias series de televisión, no podia pasar inadvertida para más de un admirador que "le tirara los tejos", y ella cayó en los brazos del galán Mario Casas, a quien pocas se le resisten. Acababa ella de irse de Álvaro y encontró en su compañero de fatigas de la serie Fuga de cerebros el ideal para compartir nuevas ilusiones. Mario quiso ocultar aquel "ligue", negó la mayor pero al publicarse fotos comprometidas mientras se besaban con ardor, no tuvo más remedio que reconocer su nueva aventura. Que no duró mucho, apenas cinco meses. Poco más o menos lo mismo que su siguiente episodio sentimental, esta vez con otro jugador merengue, el defensa internacional Sergio Ramos, que también tiene una biografía amorosa muy respetable. Para entonces, primavera de 2009, la actriz quería estabilizar de una vez su vida y, si no casarse, al menos tener la seguridad de que "lo de Sergio" no iba a ser algo pasajero. Pero el sevillano no deseaba conprometerse todavía con ninguna mujer, así es que se despidieron como buenos amigos.
Y una noche de verano en la siempre divertida isla de Ibiza, como decíamos al comienzo, Amaia Salamanca iba a conocer a su príncipe azul: Rosauro Varo Rodríguez, un rubio muy resultón y nada ocioso. Desde jovencito demostró ser un avispado negociante. Hijo de un médico y de la diputada por el PSOE Juana Amalia Rodríguez, Rosauro (que tiene por nombre el de alguien como entresacado de alguno de los personajes ficticios de Camilo José Cela) ya se ganaba sus buenos miles de pesetas organizando fiestas para sus amistades: su progenitor le prestaba lo necesario y él le devolvía con creces la ayuda. Y así fue emprendiendo poco a poco nuevos negocios, cada vez más excitantes y productivos, hasta el presente cuando, entre otros, es socio de una empresa de vehículos concertados, los Cabify, otro de telefonía y algunos más relacionados con la hostelería. Recientemente ocupa un puesto directivo en el diario El País, del que es importante accionista. Y todo ello cuando sólo tiene cuarenta y un años.
La afortunada vida empresarial de Rosauro Varo ha convertido a Amaia Salamanca en millonaria, digamos consorte. Desconocemos si llegaron a firmar algún documento notarial, cuando optaron por vivir juntos sin casarse hasta la fecha en lo concerniente a la separación de bienes. Pero mucho les une, sobre todo desde que en abril de 2014 tuvieron su primer retoño, Olivia; en septiembre de 2015, el segundo, Nacho y en octubre de 2016, el tercero, Mateo.
La tranquilidad económica que le supone a Amaia Salamanca esa posición familiar que comentamos le permite elegir tranquilamente sus papeles en la televisión y el cine, pues no ha renunciado a su profesión de actriz, de la que hasta el momento puede sentirse muy satisfecha. Es, por otra parte, una mujer elegante que sabe muy bien compaginar su carrera con sus obligaciones de esposa y madre. En cuanto a Rosauro Varo, es discreto, soporta con naturalidad ser centro del interés informativo cuando va con Amaia, mostrando ante los reporteros por lo común su cara amable.