En la serie documental en la que Rocío Carrasco ha roto su silencio tras 25 años, cuenta que la última vez que vio a su hija fue el 27 de julio de 2012. "Uno de los peores días de su vida", según su testimonio. Entonces, Rocío tenía 15 años y se expresaba en términos muy duros contra su madre a través de las redes sociales.
En su perfil de Twitter, hay mensajes en los que Rocío se quejaba de que su madre le acusaba de haber fumado y utilizaba el hashtag "#esdescojonantemimadre", otros en los que la criticaba por hacerla madrugar en sábado para recoger algo de su hermano con el hashtag "#teodiomama". Unos mensajes típicos de una adolescente pero que, en este caso, cobran una gran importancia ya que fueron escritos el 23 de mayo, días antes de protagonizar el famoso enfrentamiento con su madre por el que fue condenada.
El 2 de julio, cuando se acercaba la fecha pronunciada por Rocío Carrasco en el documental, escribió: "Querida mamá, he de decirte que no te aguanto ni un minuto más, gracias". Dos semanas después, mencionó también a Fidel y le exigía que se callase "un rato la boca" y dejase de tocar la guitarra por que lo hacía "como el puto culo": "Querido novio de mi madre y mamá, vuestras voces son desagradables bajad el volumen intento estudiar, gracias. A ver si me hacen caso".
Pasado el conflicto al que hace referencia Rocío Carrasco, los mensajes de Rocío Flores en su cuenta de Twitter subieron de intensidad: "Mis padres son Olga y David Flores" o "vivo con quien quiero".