La crónica rosa de Es la mañana de Federico contó con Isabel González, Beatriz Cortázar y Carlos Pérez Gimeno para comentar la separación de Sara Carbonero e Iker Casillas, un tema en realidad "finiquitado y hasta firmado hace tiempo" que, no obstante, no se confirmó definitivamente hasta el viernes por la noche mediante sendos comunicados en Instagram.
Tal y como explicó la periodista Beatriz Cortázar, la hemeroteca no hace más que reforzar la impresión de que se trataba de una ruptura inevitable, ya que la última imagen de ambos —muy activos en Instagram— juntos "no era de amor, sino de que siga el baile", refiriéndose del portero a unas palabras de ánimo a su ahora excompañera.
La crisis, pese a una "traición brutal" que todavía no ha trascendido enteramente —la de los audios filtrados en los que Iker se manifiesta contra su pareja— en realidad "viene de hace mucho". Paradójicamente, han sido dos fenómenos tan duros como el coronavirus y el confinamiento, así como los durísimos traspiés de salud de ambos —un infarto él y el cáncer ella— han ido retrasando la consumación del adiós.
La enfermedad, en realidad, "hizo durar más a la pareja", así como el propio confinamiento en Portugal, que permitió a Iker y Sara evitar rumores periodísticos y exponer ese distanciamiento. Pero tal y como apuntó Federico Jiménez Losantos, director de Es la mañana, en realidad "estaba roto hace tres años", que es cuando empezaron precisamente esas crisis de salud que atrasaron la ruptura.
"O si no lo estaba había problemas", explicó la periodista Beatriz Cortázar en esRadio. "Hubo historias que se contarán o no se contarán nunca que pertenecen a la más absoluta privacidad que pueden crear una cicatriz enorme que se puede solucionar o no, o que se pueden volver a abrir. Se quedan en stand-by cuando otra cosa hace que viejas historias se abran. Cuando se comentan tantas cosas es que algo hay. Algunas se van acomodando en el tiempo", dijo, señalando que tienen dos hijos que son la máxima prioridad de ambos. "Pero en Oporto ya vivían en pisos o habitaciones distintos".
El comunicado, en realidad, estaba preparado antes del ingreso hospitalario de Sara el pasado febrero, pero se atrasó por razones lógicas. Ahora, con Iker viviendo en la misma urbanización, a escasos metros de Sara Carbonero y sus hijos, la ruptura se consuma definitivamente.