Cuando se estrenó en 1986 Nueve semanas y media, Mickey Rourke alcanzó su mayor éxito en el cine. Una película de gran contenido erótico compartida con Kim Basinger. Ello le hizo merecedor de la consabida etiqueta: "sex symbol". También el actor era considerado un galán de apariencia violenta, que lo convertía en imprescindible en cintas de acción. Sexo y tiros. Un combinado que no ha desaparecido de un sinfín de argumentos cinematográficos. Por su mala cabeza, Mickey Rourke fue víctima de una vida agitada, de alcohol, drogas, peleas y desencuentros con la policía. De resultas de ello son el par de matrimonios rotos y su incierto presente, cuando ya está considerado un ídolo caído al que casi nadie recuerda, como no sea para citarlo por esa película mencionada que lo catapultó de la noche a la mañana a la popularidad, hace esto ya treinta y cinco años. Los críticos de Hollywood lo pusieron como ejemplo del tipo autodestructivo que, teniéndolo todo en la mano, fue perdiendo el respeto de su profesión, la admiración del público, y su total decadencia.
Nada hacía suponer que este Mickey Rourke, nacido en un pueblo cercano a Nueva York en 1952 fuera a ser un ídolo de la pantalla, siquiera durante unas pocas temporadas. Su infancia fue desastrosa, una vez que el padre abandonó al hogar cuando el chico contaba solo cinco años. Errante seria la juventud de Mickey, a quien siempre le gustó practicar deportes, en especial boxeo, que llegó a ser su sustento. En el periodo comprendido entre 1964 y 1973 logró veintisiete victorias y únicamente tres derrotas. Ni qué decir que en ese ambiente Mickey Rourke forjó un carácter rudo y nada refinado. No recuerdo cuándo, pero realizó una "tournée" europea, con alguna velada pugilística en España.
Al comienzo de la década de los 70 la policía de Florida lo buscaba acusado de hurto. Ya tendría más adelante ocasión de entrar en la cárcel en más de una ocasión, por conducir bebido o trajinando drogas. El caso es que de manera sorprendente, animado por un amigo, decidió ser actor. No lo podía conseguir de la noche a la mañana, así es que se preparó convenientemente por todo lo alto, en la Academia dirigida por Lee Strasberg del Actor´s Studio. En principio, Mickey Rourke sorprendió por la atención que ponía en aquel centro. Pero a partir del éxito conseguido con Nueve semanas y media, su ego se disparó, hasta convertirse en un tipo mal encarado, mugriento, que no atendía a su higiene personal, y además resultaba ser violento, muy agresivo. Bebía y tomaba substancias aditivas sin ningún control.
No obstante, hasta llegar a ese final que lo apartó del cine, Mickey tuvo otra etapa en el ring, donde reapareció en 1991. Varias lesiones sufridas en sus combates fueron causa de que perdiera la memoria de vez en cuando. Hubo de someterse a varias intervenciones quirúrgicas para arreglar su deteriorado rostro. La crítica cinematográfica, que lo había censurado por sus últimos trabajos, en cambio no tuvo más remedio que alabarlo en "El luchador", año 2008, donde no necesitaba mucho maquillaje para hacer creíble su papel, gracias precisamente al aspecto que tenía. Con "El corazón del ángel", y sin olvidarnos nunca de "Nueve semanas y media", el actor había completado su trilogía triunfal. El resto de películas, para olvidarlas.
Acerca de El corazón del ángel digamos que se enfrentó con Robert de Niro, fuera del estudio de rodaje. Treinta y tantos años después de su estreno, Rourke mantiene su odio hacia su compañero de entonces, a quien acusa de ser causante de su desgraciado final en Hollywood. Por supuesto que, tuviera o no razón de aquellas disputas, nadie se cree, conociendo a Mickey, que De Niro haya influido en el triste presente donde se encuentra aquel. Pero Rourke, tantas ocasiones como ha tenido con los periodistas, no ha parado de insultar, sin motivos, a Robert, quien ha tenido la acertada solución de no responderle, tomándolo por un desquiciado.
Ya nunca más Mickey Rourke volvió a ser protagonista de ninguna producción importante, refugiándose en apariciones secundarias en películas de serie B o en vulgares series televisivas. Y en esa caída libre, siempre ejerciendo de villano con un aspecto horrible dado su deformado rostro, hoy irreconocible. Seis fueron las operaciones de cirugía estética a las que recurrió. Aún en 2014 tuvo el valor de subirse por última vez al ring, en veladas de exhibición. También en su biografía deportiva tuvo experiencias en la lucha libre.
Su vida amorosa tampoco puede decirse que fuera ejemplar. Su primera mujer, la actriz Debra Feuer lo aguantó desde 1981 a 1989. Cuando él rodó "Nueve semanas y media" resulta que ella lo acusó de libertino y pornográfico. Tras divorciarse, Mickey buscó a una actriz que lo comprendiera mejor, eligiendo precisamente a Carré Otis, que se dedicaba a películas donde se despendolaba. Seis años estuvieron juntos entre 1992 y 1998. Finalmente en 2009 se juntó con la modelo rusa Anastassija Makarenko, con quien por el momento sigue unido. Su futuro ya desde luego está al margen de los circuitos artísticos. Por su mala cabeza. Un juguete roto más.