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Maite Zaldívar cuenta su terrible experiencia en prisión y arremete contra Pantoja

Maite Zaldívar se sinceró sobre su experiencia de dos años y medio en la cárcel.

Maite Zaldívar se sinceró sobre su experiencia de dos años y medio en la cárcel.
Mayte Zaldívar | Telecinco

Maite Zaldívar acudió al Deluxe para hablar de su relación con Isabel Pantoja y de cómo pasó sus años en la cárcel tras la condena por la corrupción en Marbella. Naturalmente, la ex de Julián Muñoz se despachó a gusto con ambos asegurando que la cantante directamente es "una gafe" que le robó su vida.

La parte que más sorprendió, sin embargo, fue el relato de sus años tras los barrotes. Zaldívar, condenada por blanqueo de capitales en el caso Malaya, aseguró que se "ahogaba en prisión, acercaba la cara a los barrotes y cogía aire. Era durísimo pensar cómo lo estarían pasando con sus dos padres en prisión", dijo en referencia sus dos hijas con Julián Muñoz, que también fue condenado.

"Pagué toda la condena personalmente, dos años y medio. Nunca te puedes acostumbrar a vivir en la cárcel, pero aprendí a vivir en ella el tiempo que me tocaba. A mí fueron a verme mis nietos a la cárcel, la realidad no hay que ocultarla", dijo sobre el tiempo que pasó entre rejas.

Mayte consiguió adaptarse, pero el principio fue duro. "Tuve la suerte de tener muy buena gente alrededor, al principio había personas que no me tragaban y a los dos días ya jugábamos al parchís juntas. Allí, fui a todos los cursos, hablaba con psicólogos, los médicos…". Pasó miedo en varios momentos, como cuando una presa prendió fuego a un colchón, y recordó "el olor de la cárcel" como un aspecto particularmente terrible de la experiencia.

Finalmente, logró alcanzar cierta normalidad: sus hijos la visitaban y se arreglaba para ellos, pese a que después se "derrumbara" una vez volvía a la soledad de la celda: "Las noches eran horribles", confesó. No obstante, con el tiempo logró hacer amigas e incluso hubo situaciones en las que "se rió mucho".

Naturalmente, no fueron los únicos momentos duros. "Se me parte el corazón cuando recuerdo el día de mi detención y mis hijas corriendo detrás del coche. Fue de película". Ahora, una vez fuera, es cierto que quedan secuelas, como dormir con la luz encendida y simplemente cerrar la puerta cuando está dentro de una habitación.

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