Quien fuera actriz y modelo francesa, nacida en Marruecos, descendiente de españoles, Nathalie Delon, falleció a las once de la mañana de este último jueves, en París, víctima de un cáncer fulminante. El comunicado fue conocido a través del hijo que tuvo con Alain Delon, Anthony, un matrimonio que duró apenas algo más de cuatro años, entre continuas disputas sostenidas por el galán, celoso y contrariado desde que Nathalie debutara en el cine, junto a él, en una película muy estimable en el género policíaco, El silencio de un hombre (Le Samurai). La rubia de ojos verdes que había encandilado a Delon a poco de conocerse, contaba setenta y nueve años a la hora de su fallecimiento. Alain estuvo con ella el pasado día 11, se despidieron y el hijo de ambos distribuyó vía Instagram la imagen de ese último encuentro, el del adiós de una pareja que se amó tanto, lo mismo que se odió.
El verdadero nombre de Nathalie era Francine Canovas, hija de un "pied-noire" argelino que no quiso saber nada de ella cuando cumplió ocho meses, y quedó al cuidado de su madre, natural de Melilla. Tuvo una infancia y adolescencia complicada, se casó con un hombre mayor que ella, Guy Barthelemy, con quien tuvo una hija, Nathalie. Nombre del que se apropió para su vida artística, que inició a principio de los años 60 en París, donde gracias a su poderoso atractivo, a su carácter tenaz, enérgico, se labró primero una cierta notoriedad como modelo. Su encuentro con Alain Delon sucedió en 1963, una noche en Chez Régine, la boîte, como se decía entonces, a lo que era una mezcla de sala de fiestas y discoteca actual, por la que desfilaba a diario "el todo París". El galán terminó algo bebido en aquella velada y pidió a Nathalie que condujera ella su coche y lo llevara a su domicilio en la avenida de Messine. Lo que ocurrió a partir de aquella jornada fue una pasión clandestina entre ambos, pues por entonces Alain Delon mantenía una no menos turbulenta convivencia con Romy Schneider, que iniciada en 1959 concluiría en 1963. Porque él había sucumbido a los encantos de Nathalie.
Según contaba esta última, Alain Delon no abordó directamente su adiós a Romy Schneider, quien se hallaba rodando una película fuera de París. Y justo el día que ella regresó al piso donde residía con aquel, se encontró con una carta de despedida y un ramo de rosas. Entre tanto, Alain y Nathalie volaban a México de vacaciones para prolongar su romance, que se mantenía desde hacía meses, a espaldas y desconocimiento de Romy, a quien aquella ruptura sumió en una amarga depresión. La pareja estuvo en Madrid unas semanas, el tiempo que duró el rodaje de El tulipán negro, coproducción hispano-francesa donde intervenía Laura Valenzuela, contratada por quien aún tardaría en ser su marido, nuestro recordado amigo, el guionista y productor José Luis Dibildos. Alain y Nathalie hicieron buenas migas con éstos mientras todas las noches vivían a tope su incendiaria relación, culminada en apresurada boda, pues ellas estaba encinta de ocho meses. Y en esa situación, tras celebrar una ceremonia civil en agosto de 1963, el primer matrimonio del galán, marcharon de luna de miel a Los Ángeles, donde nacería su hijo Anthony, luego un chico díscolo y complicado, que terminó tratándose mal con su padre. Vivieron un año en Hollywood, donde Alain se llevaría una enorme desilusión, pues confiando que iban a firmarle una exclusiva, por razones nunca explicadas que sepamos, tuvo que regresar a Francia sin rodar la película con la que soñaba en la Meca del cine.
Ya en París, Alain Delon recibió una tarde de 1967 en su casa la visita del afamado director cinematográfico Jean-Pierre Melville, llevándole el guión de Le samurai. No perdió la ocasión éste, fascinado por la belleza de la mujer del galán que iba a contratar, y le ofreció a ella un papel en dicha película. Creyó Alain que era una broma, mas lo cierto es que a ella le pareció de perlas la ocasión de debutar como actriz, y precisamente al lado de su marido, que era el protagonista del "thriller". De mala gana, el guapo actor aceptó aquella repentina irrupción de su mujer en la pantalla. Lo que ya empezó a no tolerar es que continuara rodando más películas. Y así, entre peleas y discusiones diarias, transcurriría la vida de la pareja, una de las más populares de la vida social francesa, que aparecía en París Match y otras revistas galas al tres por dos. Hasta que en febrero de 1969 firmaron el divorcio. Justo cuando Alain comenzaba otra relación con Mireille Darc, su compañera en el filme Jeff, que sería una de las tres mujeres que más amó el popular galán. Las otras dos estaba claro que fueron Romy Schneider y, a pesar de sus peleas, Nathalie.
Nada menos que una treintena de películas abarca la filmografía de Nathalie Delon, quien pese a divorciarse de Alain, mantuvo ese apellido en las carteleras. Dirigió un par de cintas también. Y en 2009 protagonizó la última de ellas. Tres años atrás apareció un libro con sus recuerdos. Siempre pensó que durante el tiempo que vivió junto a Alain, en la mente de su marido flotaba el permanente recuerdo de Romy Schneider. Y a él lo definió como un hombre egoísta, terriblemente sensible y un verdadero lobo solitario.