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Paz Vega cumple 45 con una hija actriz y sin resolver sus problemas con Hacienda

Paz Vega ha llegado a la madurez profesional y vital con éxito: el de Mask Singer y el de sus otras facetas profesionales.

Paz Vega ha llegado a la madurez profesional y vital con éxito: el de Mask Singer y el de sus otras facetas profesionales.
Paz Vega y su marido en 2011 | Gtres

Terminó bien el año para Paz Vega, ganadora del concurso televisivo Mask Singer: adivina quién canta. Y nada más comenzar 2021, este pasado día 2 de enero cumplió cuarenta y cinco inviernos. Es muy feliz con su marido, casada desde 2002, madre de tres hijos, cuya única niña sigue sus pasos artísticos. Pero no todos son parabienes para la guapísima sevillana que ha de afrontar, desde hace tiempo, una cuantiosa deuda con Hacienda, que le reclama dos millones y sesenta y tres mil euros, exactamente.

Tiene Paz Vega una personalidad compleja y una biografía profesional llena de altibajos. Hija de un banderillero y una ama de casa, trianera sevillana, quiso ser periodista pero abandonó pronto sus estudios de la carrera de Ciencias de la Información para viajar a Madrid con el objetivo de ser actriz. La serie Siete vidas le proporcionó el trampolín para la popularidad. Y en el cine, su papel protagonista en Lucía y el sexo. A partir de entonces, María de la Paz Campos Trigo, que eligió el apellido de una de sus abuelas, Vega, para su entrada en el mundo del espectáculo, fue convirtiéndose en una de nuestras actrices mejor pagadas, a la que hace un decenio la contrataban a razón de doscientos cincuenta mil euros por película.

Le llegó luego una etapa en la que estaba en paro o no le pagaban lo que ella pretendía. El caso es que, tras los pasos de nuestra más internacional estrella, Penélope Cruz o el de la también residente en tierras americanas Elsa Pataky, Paz Vega se fue a vivir a los Estados Unidos donde residió por espacio de un decenio. Para una absoluta desconocida en Hollywood, aunque en su curriculum presentara, por ejemplo, las versiones que de Carmen e Isabel la Católica protagonizó a las órdenes del director que más se ocupó de ella en los últimos años, Vicente Aranda, la aventura en la otrora Meca del Cine le resultó difícil.

Ya estaba casada. Sus amores juveniles no trascendieron apenas y en la prensa rosa sólo recuerdo un fugaz romance con el hijo de la Duquesa de Alba, Cayetano Martínez de Irujo, aristócrata picaflor que se relacionó con hermosas mujeres, ahora ya más apaciguado. Sorprendió la boda de Paz Vega en Caracas en 2002 con el empresario venezolano Orson Enrique Salazar, con quien ha tenido tres retoños: Orson Jr., Ava y Lenon, de trece, once y diez años respectivamente. Como decíamos al principio, la niña quiere ser como su madre y debutó con los Javis en uno de los capítulos finales de la serie Paquita Salas y ha sido modelo de Zara Kids.

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Paz Vega en 2020 | Gtres

La estancia americana de Paz Vega le ha supuesto rodar algunas películas de bajo presupuesto unas y alguna más pretenciosa, como The Spirit, donde se codeó con Eva Mendes y Scarlett Johansson, desde luego con un cometido menor que ellas. En otra, asimismo con breve papel, "Dame diez razones", se hizo buena amiga del donjuanesco Morgan Freeman, aunque el venezolano Orson Enrique, en su papel de agente artístico de su esposa, vigilaba de cerca, por si acaso. Otro filme de Paz le permitió rodar junto a Colin Farrell, muy cotizado últimamente y el veteranísimo Christopher Lee. Y como curiosidad, encarnó la figura de María Callas, año 2012, en un "biopic", que se dice, acerca de la vida de Grace Kelly, princesa de Mónaco, que defendió Nicole Kidman. Lo que no vio nadie es parecido físico alguno de nuestra sevillana con la diva de la ópera, cuya nariz de antiguas resonancias griegas era fácil de comparar. ¿Qué sacó en limpio Paz en esos diez años hollywoodenses? Ir aprendiendo el inglés, que se le resistía al principio, cuando tenía que aprenderse los guíones por puro sentido eufónico, sin saber a veces lo que decía. También llegó a ahorrar un buen puñado de dólares, que le permitieron montar de regreso a España varios negocios: inmobiliarias, consultoría informática, productora de cine… Propietaria de dos pisos, uno en el centro de Sevilla y otro en el madrileño barrio de Chamberí, vivía de alquiler en Los Ángeles y en Madrid en un chalé de la exclusiva zona de La Moraleja, su actual residencia.

Y como los últimos tiempos, la economía ha supuesto un mazazo para inversores y empresarios, y en el cine las producciones se han estancado, no extraña que a Paz Vega y a su marido le hayan pasado factura. Nunca mejor dicho, porque la Agencia Tributaria, ese ojo avizor que controla a cada bicho viviente, léase cotizantes y atemorizados ciudadanos, ha comunicado varias veces al matrimonio la abultada deuda que tiene contraída con el inmisericorde Fisco, estimada en un poco más de dos millones y medio de euros, como apuntamos al principio.

De nuevo instalada en España, Paz Vega participó en MásterChef Celebrity, logrando un digno resultado. Esperaba allí, en el año 2028, recuperar la notoriedad perdida por su larga permanencia en los Estados Unidos. Y al año siguiente, por interés del propio protagonista, director y productor de Rambo V, fue elegida para el rodaje en exteriores que tuvo lugar en las Islas Canarias. El personaje de Paz Vega consistió en ocuparse del musculoso personaje, herido casi mortalmente tras una horripilante paliza, y cuidar de su estado. Sylvester Stallone y ella simpatizaron pronto. Ese año la actriz viajó a México para intervenir en la serie Cuna de lobos. Nos llegaron noticias de que sus compañeros, actores y técnicos, la acusaron de diva y altanera.

Para hacer frente a ese débito con la Hacienda pública, Paz Vega, que parece ser es quien "da más el callo" en su casa, tuvo que trabajar meses atrás, en lo poco que encontró dada la tragedia del Covid-19: una producción alemana que se rodó entre Azarbaiyán y Georgia, The Bra, con la particularidad de que, sin ser muda la película, ella se pasaba todo el rodaje sin decir "ni mú". Así no tuvo problemas idiomáticos. A la vuelta, se incorporó en tierras andaluzas a la filmación de La casa del caracol, con Javier Rey, protagonista de esta historia con su novia. Tampoco podía quejarse de trabajo.

Positiva en general su biografía cinematográfica, Paz Vega reconoce que le ha supuesto renunciar muchas veces a estar con su familia. Recordaba esto: "A mi último hijo lo tuve que destetar a los quince días de nacer porque me tuve que incorporar al trabajo". Los tres que ha tenido no han deformado su atractiva anatomía. Que ella ha aprovechado publicitariamente, como el día que nos brindó a través de su cuenta de Instagram un bello semidesnudo. Porque la trianera, a la edad de cuarenta y cinco años que acaba de festejar, se encuentra físicamente bellísima. Una mujer imponente, notable actriz, a la que me parece le falla algo de popularidad.

Eso se ha podido, quizás, comprobar en su reciente participación en el programa concurso Max Singer: adivina quién canta, en donde se alzó ganadora en dura pugna con la finalista, Genoveva Casanova. (¿Sabría ésta que su "ex" marido tuvo un lío con la sevillana?) Ambas estaban embutidas en un espectacular vestido carnavalesco, simulando ser dos perritos. Paz, en su cometido como el can "Catrina" hubo de cantar, con muy logrado acento mexicano, "La llorona" y el éxito de Gloria Gaynor "I Will survive". Nadie la reconoció. Por cierto: llevaba una púa que le había regalado tiempo atrás en un concierto de los Óscar el mismísimo ídolo del pop Prince, ella sentada en primera fila. Y tras el acertijo y despojada de su disfraz, la actriz estaba segura de que en adelante podrá cantar y bailar en cuanto se le presente otra buena ocasión en público. Asimismo quiere dirigir una película.

Con su atractivo marido, casi siempre a su lado, Paz Vega declara estar felicísima. "Es el amor de mi vida, el que me apoya siempre".

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