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La historia de amor entre Pierre Cardin y Jeanne Moreau que duró cuatro años

Se conocieron en 1963 cuando encargaron a Cardin el vestuario de la película La bahía de los Ángeles.

Pierre Cardin | Gtres

Desaparece con Pierre Cardin un genio de la moda que revolucionó por completo cuando en la década de los 60 impuso el "Prêt-à-`porter". Una línea que significaba listo para poner. O lo que él mismo decía: "Con ella saqué mis creaciones a la calle". Para entendernos: antes que él existía la Alta Costura. Las damas de la aristocracia, la burguesía, acudían a Cocó Chanel, a Charles Dior, a los grandes modistas con la seguridad de que podían elegir modelos únicos. Cardín rompió con esa norma, e hizo posible que mujeres de la clase media pudieran lucir sus creaciones en los grandes almacenes. Ya no eran prendas exclusivas, pero llevaban su firma. La que todavía puede encontrarse en las etiquetas de su ropa. Un dictador, sí, pero demócrata pudiéramos considerar desde esa manera de lanzar sus colecciones, al alcance más o menos de gente menos adinerada. Como es natural, con una indiscutible clase.

De ascendencia italiana, de nombre Pietro que cambió por Pierre al nacionalizarse francés, hijo de una familia de emigrantes. Sus primeros momentos gloriosos los vivió en los talleres de Christian Dior. Después trató de irse con Cristóbal Balenciaga, pero algo pasó para que nuestro compatriota de Guetaria no lo contratara. Y entonces, año 1950 es cuando se dispuso a crear su propia casa de modas. Setenta años han transcurrido y Pierre Cardín continuaba siendo un admirable personaje, aunque había dejado hace unos años de acudir a su anterior cita diaria en sus talleres frente al palacio presidencial del Elíseo, a su tienda tan frecuentada de la rue Faubourg Saint Honoré. Pero hay un detalle que a su avanzada edad, noventa y ocho años, Pierre Cardín dejaba patente : su laboriosidad, su permanente sentido de la creación constante de nuevos modelos de costura: dibujaba cada día diseños que seguían por su talento siendo signos de su enorme fantasía. Fiel desde luego a su estilo, no dejaba de separarse demasiado de la moda actual. La elegancia, siempre.

Cuando dio una oportunidad a Jean Paul Gaultier, que contaba sólo diecisiete años, era consciente de que éste iba a renovar por completo su concepto del vestuario. Y si Pierre, junto a Paco Rabanne y Couurrèges fueron los que décadas atrás dieron un vuelco a la moda francesa, Gaultier ha sido quien en los últimos años ha roto asimismo con fórmulas del pasado.

Pierre Cardin, además de gran trabajador, era tan honrado como exigente en sus planteamientos del negocio a la hora de dirigir sus talleres de moda: "Aprendí a hacer un ojal a mano para dar órdenes". Por eso lo respetaban. Tenía un equipo muy fiel en el que destacaba su más veterana modelo, Maryse Gaspard, que ha estado con su maestro nada menos que cincuenta. Y lo mismo su socio, Sandré Oliver, o su directora de moda, Nicole Alphand, que era esposa del embajador de Francia en EE.UU.

Las creaciones de Pierre Cardin hace tiempo que se venden en un montón de países. No solía el maestro, me parece, exhibir sus colecciones. Mas yo recuerdo su presencia en Madrid, noviembre de 1991, cuando presentó una de otoño-invierno en la discoteca Joy-Eslava (ahora cerrada por la pandemia). Una representación de la vida social española se dio cita esa tarde-noche para admirar sus creaciones. Entre otros detalles, apunté en mi cuaderno de notas que Cardin proponía vestidos "para alargar las piernas de la mujer"; entiéndase, dando esa impresión. Y así desfilaron modelos, entre ellas quien fuera Miss España, Remedios Cervantes, exhibiendo cazadoras de cuero, túnicas de punto y chaquetas bolero con minifalda plisada. Tras el consabido colofón del traje de novia, Pierre Cardín apareció en la pasarela del local recogiendo interminables ovaciones. Siempre fascinante, acudió otro día a la Facultad de Ciencias de la Información donde dictó una conferencia bajo el título "Creación y Contestación". Tenía entonces sesenta y ocho años, vestía elegante traje, por supuesto con corbata (que últimamente parece desterrada), y una frente despejada, calvo y con cuidada melena.

Pierre Cardin ganó mucho dinero. Supo invertirlo en las sucursales de su firma por medio mundo, en hoteles, restaurantes (adquirió el prestigioso "Maxim´s"), y un "Espacio Cardin" en París donde se venían representando diversos eventos culturales. Recuerdo haber almorzado allí con Julio Iglesias, que iba a grabar un programa de televisión en unos estudios propiedad del modista. Que era académico y a pesar de los honores recibidos procuraba que su vida social se redujera lo posible, manteniendo una vida íntima con la mayor discreción.

Apenas se conocían sus amores. Él se había declarado heterosexual, y no somos quiénes para especular sobre otras opciones. Lo que sí está acreditado es que durante cuatro años vivió un amor intenso con la gran actriz Jeanne Moreau. Se conocieron en 1963 cuando encargaron a Cardin el vestuario de la película La bahía de los Ángeles, de la que fue protagonista aquella. Y desde el primer día que cruzaron sus miradas nació entre ellos una apasionante atracción mutua, que determinó su convivencia durante ese tiempo mencionado. No cabe duda que se trató de un flechazo, duradero hasta que pusieron fin a esos amores. Jeanne Moreau, ni qué decir fue también una especie de musa para Cardin, vistió muchas de sus creaciones y hasta protagonizaron juntos en 1973 la película Joanna Francesa.

Genios como Pierre Cardin aparecen muy de tarde en tarde. Larga desde luego ha sido su existencia, casi centenaria. Mucho la ha gozado. Y serán muchas las mujeres que lo recuerden cada vez que salgan a la calle, como él deseaba, luciendo alguna de sus creaciones.

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