En Ya es mediodía se ha vuelto a ahondar en uno de los aspectos más sospechosos desvelados en los documentales Cantora. La herencia envenenada.
Isabel Pantoja viajó a Venezuela en mayo de 1986 unos días antes de que Juan Moya, repartidor contador de la herencia, confirmara por vía telefónica a Ramón Calderón que la herencia de Paquirri en América estaba solventada.
Esos documentos prometidos serían cantidades bastante elevadas de dinero en cuentas corrientes del Banco Unión que dirigía Salvador Salvatierra, que les recibió e incluso alojó junto a su familia.
Según afirma Ángela Portero, el viaje tiene que ver con la fortuna que el torero fallecido guardaba en América, una parte oculta de la herencia que Pantoja habría ido a recuperar.
Ramón Calderón, que ha defendido hasta la saciedad su actuación en el reparto de la herencia e incluso amenazado a Kiko Rivera con ir a los tribunales, habría acompañado a la tonadillera en este viaje.
En Ya es mediodía ya han publicado imágenes de una revista del corazón de esa fecha, primavera del 86, que acredita ese viaje relámpago y totalmente inesperado que se prolongó durante cuatro días y en el que puso como excusa una promoción de trabajo y que le habrían servido para "hacerse con el control" de toda la fortuna allí de Paquirri.
Y para acreditarlo, fotografías que demuestran que en Venezuela fue recibida por Salvador Salvatierra, director del Banco Unión, donde el torero tenía guardado su dinero venezolano, una cantidad cifrada en 731.000 dólares de la época. Él sería el administrador de esa cantidad de dinero de Paquirri y quien alojó con su familia a la tonadillera.